Plaza de toros de Villacarrillo. Sábado 9 de septiembre de 2023.

II Corrida Pictórica del Aceite.

Algo más de media entrada en una agradable tarde en la que se lidiaron seis toros del hierro jiennense de Aráuz de Robles. El cuarto toro, Meritorio-75, fue premiado con la vuelta al ruedo.

Un año más Villacarrillo estuvo a la altura de las grandes citas de la provincia. Cita anual con el toro en mayúsculas, momento de disfrutar de la integridad y el trapío de las reses bravas, tanto en las calles como sobre el albero. En este 2023 volvió a celebrarse la Corrida Pictórica del Aceite, evento elegido para rendir un más que merecido homenaje al paisaje del olivar de la provincia, y por supuesto al rico fruto que llega a nuestras mesas gracias al trabajo de esas personas que también reciben ese mencionado tributo.

Si el año pasado era la ganadería gaditana de Fuente Ymbro la que remataba el cartel de esta fecha, en este 9 de septiembre de 2023 hacía lo propio el hierro jiennense de Aráúz de Robles. Y de qué manera lo ha hecho, pues seis majestuosos toros, de plaza de primera categoría, asombraban a la afición de Villacarrillo (primero en las calles y posteriormente en el ruedo). Los aficionados de otros puntos de la provincia también han acudido a esta jornada en la que el toro bravo ha captado la atención de un municipio que año tras año se postula como capital jiennense del toro íntegro.

Misma reacción cada vez que uno de los astados saltaba al ruedo villacarrillense, el cual fue mimetizado con elementos característicos de nuestra tierra con motivo de este tipo de festejo. Palmas para recibir a seis de Aráuz de Robes que exigirían un destacado esfuerzo a los tres matadores que conformaban el cartel: Octavio Chacón, Adrián de Torres y Francisco de Manuel.

El primer de ellos repetía respecto a la pasada edición. Y su actitud fue la de no defraudar nuevamente. Se topó con el primero de la tarde, el cual apretó y mucho a Chacón en el recibo capotero. Ya en el capote dibujaría un trazado de esa dificultad que se extendió en el único encuentro con el caballo o en un desordenado tercio de banderillas. En este último caso, hay que decir que la gran mayoría de los toros lidiados puso en problemas a las cuadrillas. Incluso el presidente cambió el tercio a lo largo de la tarde cuando únicamente un palo lucía sobre los animales.

Antes del primer muletazo, el de Aráuz de Robles derrotó contra el burladero y acabó rompiéndose el pitón derecho. A pesar de ello, Chacón brindó al público para templar al primero de la tarde en una faena que claramente fue de menos a más. El pitón derecho parecía ser el de más opciones para el diestro gaditano, y es que este dejó muletazos de mucha calidad tras superar el ecuador de la faena. Esta quiso cerrarla con excelentes naturales que, a la postre, serían los más destacados de su primera actuación. Estocada algo trasera, tras un pinchazo. Suficiente para cortar el primer trofeo de la tarde.

Gustó la capa del segundo de la tarde: barroso claro. Así lo mostraba el orden de lidia y la megafonía del coso, la cual hizo acto de presencia antes de cada toque de clarines. Esa expectación pronto tornó en decepción, y es que el morlaco apareció con numerosos varetazos en sendos costados y un bulto que nos hacía sospechar que la mañana en los corrales fue ajetreada. El público pidió la salida del sobrero, pero el presidente hizo caso omiso a la respuesta del respetable. Al término de la faena, los que pagaron su entrada llevaban la razón, y es que este segundo toro fue totalmente inservible para Adrián de Torres. El torero de Linares vio cómo su antagonista rehuía de la pelea en todo momento, siendo totalmente imposible sacar algo remarcable de su primera actuación.

Si pocas opciones tuvo Adrián de Torres en su primer toro, misma suerte iba a tener Francisco de Manuel en su lote. Aunque hay que decir que el tercero de la corrida dio alguna opción al matador madrileño, el cual recibió a Campechano de rodillas para estirarse posteriormente a la verónica. A ese buen inicio hay que sumar la excepcional tarde de la cuadrilla de este torero. Juan Carlos Rey fue uno de los hombres destacados, tanto por su labor con los palos, como por la briega en el sexto.

Con la muleta, Francisco de Manuel se encontró un toro exigente por su embestida, la cual nunca fue limpia al encontrarse con el engaño. El torero de Madrid probó suerte por ambos pitones, pero ese astado vendió cara su piel a pesar de la firmeza de Francisco de Manuel. La rúbrica fue deficiente, pinchazo y media estocada, hecho que emborronó su esfuerzo.

El momento álgido del festejo llegó con la salida de Meritorio-75. Un toro de 540 kilos y hechuras que invitaban al optimismo. Fue también el animal que mayor duración evidenció en la muleta de Octavio Chacón. A ello hay que sumar el excelente tercio de varas que regaló el torero gaditano, y es que este puso largo al toro en sus dos entradas e incluso corrigió la posición de su varilarguero para alcanzar la perfección en la contraquerencia.

Adrián de Torres intentó subirse en esa ola de emoción, y lo hizo con un ceñido quite por chicuelinas, respondido por Chacón con menos vistosidad que el linarense. Pero eso no sería problema para que el público disfrutara de una cuajada actuación del gaditano.

Octavio Chacón demostró su poderío con la muleta por ambos pitones a través de tandas repletas de emoción, belleza y limpieza en la embestida del animal.

La mayor movilidad de este toro en comparación con sus hermanos hizo pedir el indulto por parte de una minúscula parte de los presentes, petición que no fue a más. Con una estocada algo contraria llegaríamos al fin de la actuación, aunque antes habría que esperar un par de golpes de descabello que no empañaron la petición de los trofeos. Dos orejas y pañuelo azul para premiar al toro con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Momento para que Adrián de Torres se quitara esa espinita después de su primera actuación. Ahora se encontró un toro portentoso, de 580 kilos, pero que pronto diría basta. Le faltó raza tras las dos primeras exigentes tandas de muleta. Antes, el morlaco se encontró con el caballo de picar en dos ocasiones. De nuevo en la muleta, el diestro de la ciudad de las minas quiso apretar al quinto de la tarde y este respondió mirando las tablas. De Torres intentó reconducir el camino del de Aráuz de Robles, pero este insistió en cambiar de terrenos. Conociendo a Adrián de Torres, este cambió su registro para mostrar otro que acostumbrados estamos a ver, el de las cercanías y el arrimón. Con el toro aculado

en tablas, Adrián de Torres cerraba su faena robando derechazos sin la ayuda mientras Nerva resonaba en la plaza. La banda que amenizó el festejo fue la Asociación Musical ‘Cristóbal Marín’.

Pasó al toro de faena y eso provocó que la ejecución de la suerte suprema fuera de mayor dificultad. De hecho dos pinchazos, el segundo hondo, fueron el resultado de su intento a la hora de acabar con el quinto. Ese final grisáceo no desanimó a los aficionados, los cuales pidieron con fuerza dos orejas que paseó Adrián de Torres poco después.

Esos serían los últimos trofeos repartidos, pues Francisco de Manuel se encontró con un sexto toro sin opciones. El de mayor peso de la corrida, 620 kilos, y bellas hechuras. Pero ello sólo sirvió para lucir el tercio de varas, ya que tras una bonita pelea, el astado arrebató cualquier opción de triunfo al madrileño. Francisco de Manuel tuvo que tragar a este toro, el cual únicamente pegaba arreones y miraba descaradamente la taleguilla del torero en el embroque. Poco que rescatar de una actuación que quiso premiar el público con una ovación tras acabar con este sexto.

Finalmente, Octavio Chacón y Adrián de Torres abrieron la puerta grande para salir a hombros en una intensa e interesante tarde en la que los toros de Aráuz de Robles marcaron el tempo de la II Corrida Pictórica del Aceite.

Crónica de Tomás Díaz

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