La histórica faena de Antoñete en Jaén
Esta misma tarde recordábamos aquella faena a su segundo toro de Victoriano del Río. Fue un sábado, compartía cartel con Curro Romero y nuestro paisano Álvaro Montes por delante.
Aquel 16 de octubre de 1999 el Maestro Chenel en un palmo de terreno, en una veintena de contados pases, nos hizo soñar el milagro del toreo eterno. El milagro de un hombre de sesenta y siete años, muy limitado físicamente, que con una muleta puso en pie el Coso de La Alameda. Una lección para aquellos jóvenes aficionados que entonces éramos, apenas estudiantes de la E.S.O, y no nos perdíamos ni una. Una de las dos o tres veces que he llorado de emoción en una plaza de toros.
A «Antoñete» por edad no lo habíamos visto torear. Lo habíamos conocido por sus retransmisiones en el Canal Plus y lo mucho que habíamos oído hablar de «Atrevido», aquel toro de Osborne. El famoso toro blanco.
Su biografía, cuando pasó por mis manos, me la empapé del tirón. Tuve, tuvimos la suerte, de poder volver a verlo una vez más. Al año siguiente compartiendo cartel con Enrique Ponce y Juan Carlos García, el torero de nuestra ciudad. No pudimos, nos quedamos con las ganas, volver a verlo en aquella tarde en que se le anunciaba junto a Curro Romero y Manuel Benítez «El Cordobés», que reaparecía. La mayor tormenta posible se cebó con Jaén aquella tarde y ese cartel que nunca llegó a darse sigue colgado aún en muchas tascas y casas de aficionados. Curioso.
En Las Ventas, la que fuera su casa y su plaza, tuve la oportunidad de saludarle al término de una novillada nocturna hace unos tres años. Cuando le dije que era jiennense y le había visto torear aquellas dos tardes, se emocionó.
Descanse en paz, Maestro Chenel.
