Jaén Taurino

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Los toreros del mañana

Una mirada a la Escuela Taurina de Jaén.



En esta ciudad que es Jaén , desde lo institucional se apoya a muchos sectores. Se apoya, se difunde, se promociona, se patrocina. A lo deportivo a través de las Escuelas Deportivas Municipales. A lo musical a través de los Ciclos de Rock allá por mayo. Desde hace poco al séptimo arte, a través de esa Escuela Municipal de Cine que se ha inventado Montané y que cada dos por tres montan cursos para aprender a escribir guiones de cine, o digirir una peli, o tener ligeras ideas de cómo producir, o componer una banda sonora o incluso, aprender a maquillar. Y yo que me alegro, de verdad, que yo me alegro de todo eso. Faltaría más.

Ahora bien, a nivel taurino, nada de nada. Que no me vengan echando en cara que si por la Feria se subvenciona a la empresa en su justa medida y tal y cual. No, no hago referencia a eso ni mucho menos. Vengo a decir que aquí los munícipes no miran a quienes en Jaén sueñan con ser los toreros del mañana. Ni a nivel local desde el Ayuntamiento ni a nivel provincial desde la Diputación. La Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén no depende más que de la sociedad propietaria de la Plaza de Toros de Jaén, la cual hace ya más de diez años puso en marcha este espacio que Jaén, taurina y juvenilmente hablando, necesitaba.


Hablando un poco de memoria y por las referencias que tengo, se trata de la tercera Escuela Taurina que ha tenido la ciudad. Quedan atrás los años bonitos de la Escuela que impulsó el Club Taurino “Tendido 1” o quizás más directamente Felipe. He visto fotos y carteles de la época y aquello tuvo que ser bonito, de verdad.

Carteles que anunciaban becerradas en fechas en las que hoy por hoy no se dan toros en Jaén y ver en ellos anunciados a los chavalillos de entonces, haciendo constar su barrio de procedencia, para orgullo de sus vecinos. Torerillos del Polígono del Valle, La Glorieta, La Alcantarilla, San Ildefonso. Casi ná.

Hoy por hoy en Jaén hay niños a los que el toro les atrae. Acuden cada miércoles al Coso de La Alameda y durante horas, capote en mano uno, con los pitones de embestir otro, pasando las horas soñando con cumplir sus sueños. Algunos verdaderamente quieren llegar a ser Figuras del Toreo, otros únicamente se contentan con jugar al toro o entrenar, sin otro ánimo que el de dar rienda suelta a su pasión. Esto, créanme señores munícipes, también es enseñanza, aprendizaje, formación. Cualquiera que se asome una de esas tardes verá como un chaval de once o doce años saluda uno a uno a sus compañeros estrechándole la mano, con todo el respeto del mundo. Al que ya se ha ceñido un traje de luces, el respeto y la admiración es máximo. Puedo decir que aquello es una forja de hombres en cuerpos, a veces, pequeñitos.

¿Quiénes son? Juan Alcántara y Manuel Muñoz, torrecampeños ambos, que suman ya dos años de antigüedad en la Escuela. A ellos ahora se les suma su amigo Juan José, también oriundo del pueblo donde naciera el inolvidable Juanito Valderrama.

Manuel Bautista, sobrino del matador de toros Paco Bautista y Pablo Jiménez saben lo que es vestirse de luces. Hoy por hoy son los alumnos más aventajados de la Escuela de Jaén. Vienen pidiendo paso, y hay que darle oportunidades. Vienen de Linares, ese pueblo que parece ser una fuente inagotable de toreros, no en vano, también de Linares son Luis Carlos García, de poquitos años y Antonio López Marín. De Jaén son Jacobo Herrera, con una afición enorme. Manuel y Ernesto Palomares (aunque baezanos de nacimiento) y Pepelu Guzmán, compañero de clase de mi hermana. Todos ellos siguen la estela que marcamos en su día Arturito Montilla y yo, cuando frecuentábamos la Escuela con las mismas intenciones. Como nosotros en su día, ellos estudian en los Maristas y han generado un ambiente taurino que para sí ya quisiéramos nosotros entonces. ¡Lo que hubiéramos dado los dos! Desde hace poquito se les ha sumado Nando Caro, hijo de quién fuera mi profesor de lengua un curso e inglés otro curso.

También de aquí es Nonete Lendínez, primo de Luisito Delgado Lendínez, uno de mis mejores amigos. Nonete se está forjando a la sombra del matador Reyes Ramón y se ha puesto delante en no pocas ocasiones. Por aquello de que estudia en Altocastillo, tiene muy complicado acudir a entrenar. Pero bueno, él le pone su remedio.

Me entero que la dinastía de los “Nete” tiene su continuidad con Joaquín Carrillo “El Netillo”, que a sus cortos siete años sueña con seguir los pasos de sus antecesores, dos hermanos toreros de Jaén que durante los ochenta llenaron de ilusión páginas de la historia taurina de la ciudad de Jaén. Al “Nete”, que Dios lo tenga en su gloria y la afición jiennense en su recuerdo. Otro de Jaén es Raúl Valdés, que también lleva algunos años frecuentando la Escuela y la excepción es la curiosa historia de Carlos Ojeda. Le conocí a inicios de octubre, a las puertas de San Lucas: “me he venido de Almería con lo puesto”. Efectivamente, Carlos se vino de Almería en un intento de encontrar más camino en que abrirse paso en esto del toro. Recordemos que allí en Almería no hay campo bravo. Este fin de semana, el sábado tomará parte en Málaga en un festejo promocional organizado por la Escuela de Tauromaquia de Málaga, a la que desde lejos veo con buenos ojos. Desde aquí, suerte a este joven aspirante.

Y la sonrisa, ver a un niño pequeñito de apenas cinco años manejando capote, muleta y banderillas. Se sabe y reproduce todas las suerte que en las plazas despliega “El Fandi”. Se ha ganado el cariño y el afecto de toda la Escuela. Se llama Andrés Gómez Marín y es de Mancha Real. Todos siguen las indicaciones y enseñanzas de Florentino Luque, uno de los pocos toreros de Jaén que han tomado la alternativa y en la plaza de Jaén, aunque sea onubense de nacimiento. Él ha sido precisamente el profesor de la Escuela Taurina en sus diferentes etapas y por lo pronto el otro día ya se llevó algunos alumnos al campo, a ponerse delante.

Dirige la Escuela Eduardo Ortega. Hoy día abogado, en su día fue novillero con picadores, alternando su carrera taurina con su carrera académica de Derecho, siendo además el primer torero salido de la Universidad de Jaén. A inicios de septiembre le fue ofrecida la posibilidad de llevar las riendas de la Escuela de Jaén y como se siente agradecido por lo mucho que en su día la Escuela le pudo aportar, no lo pensó dos veces y desde el primer instante tuvo bien claro que la Escuela necesita cambios, muchos, pero también iniciativas, compromisos, predisposición, ayuda, y que con todo ello la Escuela podrá progresar y alcanzar nuevas metas.

A título personal no puedo ocultar que la Escuela de Jaén no existe a ojos, como decía, de otros agentes de la sociedad y esto me duele mucho. Me da envidia pararme a ver como funcionan otras escuelas de Andalucía y España, pero especialmente, contemplar sus resultados. No veo positivo que en más de diez años de funcionamiento únicamente sólo hayan salido dos matadores de toros, ni tampoco que se haya producido reiteradamente el éxodo de chavales de esta escuela hacia otras.

Hay mucho camino que recorrer sí, pero si se siembra con cabeza, se pueden recoger frutos que merecen la pena. Pido a los políticos de esta ciudad que aunque la Escuela sea una iniciativa privada, por favor, tiendan una mano hacia estos niños que sin dejar de ser niños, se forjan como hombres del mañana soñando con alcanzar la gloria del toreo.

Que en Jaén aparte de incipientes deportistas, músicos o pintores también hay toreros en proyecto.

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