La enésima vuelta de O.C
De nuevo José Ortega Cano en los ruedos.Regresa vestido de luces por enésima vez en los últimos años.
Hace no mucho reapareció y toreó un par de corridas,entre ellas una en Antequera cuya faena resultó ser el «Orobroy» de Toros Para Todos.Poco antes pude verle actuar en un festival benéfico en la Plaza de Baeza.
Recuerdo también haberle visto en el Palacio Vistalegre en otro festival, esta vez el de Blas Romero «El Platanito».Precisamente en esa misma plaza tuvo lugar su supuesta retirada de los toros hace no mucho encerrándose creo recordar con seis toros en un festejo televisado por TVE.Aquello lo recuerdo vagamente porque sólo pude ver el último de la tarde.
Pero lo que recuerdo perfectamente es la tarde de un viernes del año 98,me parece que la del 16 de octubre de entonces, en que junto a Curro Romero y José María Manzanares supuestamente decía adiós a los ruedos en la Plaza de Jaén.Aquella desgraciadamente no fue la mejor corrida del ciclo de San Lucas y llegado el último toro, el diestro de Cartagena decidió regalar un sobrero de Jandilla que quedaba en los corrales de la encerrona que días atrás había protagonizado nuestro hasta la fecha último matador de alternativa:Juan Carlos García,hoy día banderillero.
Total,que yo a José Ortega Cano le he visto retirarse,reaparecer,volver a retirarse,volver a reaparecer e incluso indultar un toro de Benítez Cubero el 17 de octubre de 1996, hace 10 años teniendo por compañeros a Raúl Gracia «El Tato» que sustituía a Manuel Díaz «El Cordobés», junto a Cristina Sánchez en la única vez en mi vida en que la ví torear.No se me olvida la imagen de Ortega Cano, cercano a las tablas,entre las dos rayas pegando a la mitad del tendido 2 y el 3 cuando se paró ante el toro y agachándose levemente para depositar espada y muleta rompió a aplaudir al toro en su propia cara vestido de celeste y oro con los remates en negro.
Bueno, uno que regresa justo cuando César Rincón,aquel compañero de tantas tardes y muy especialmente de las tardes en Madrid ha decidido abandonar la profesión.
Por cierto, se supone que lo apodera González de Caldas.Tras la Operación Malaya habrá que hablar de él como «presunto» apoderado.
