Jaén Taurino

El Planeta de los Toros desde Jaén

Crónicas

Puerta grande para los toreros linarenses en el día grande de San Agustín frente a los Victorinos

Plaza de toros de Linares. Tercera corrida de abono de la Real Feria de San Agustín de Linares.  Casi dos tercios de plaza en tarde agradable.

Sesis toros de Victorino Martín bien presentados y juego variado.

CURRO DÍAZ Verde botella y oro Oreja, ovación y oreja
ADRIÁN DE TORRES Marfil y oro Oreja, saludos tras dos avisos y oreja

El 28 de agosto siempre fue, es y será la cita marcada en rojo en el calendario taurino de Linares. El día de San Agustín, pero también el día en que Linares recuerda y engrandece la figura de “Manolete”, caído en este ruedo en aquel día del año 47.

Por eso sigue estremeciendo que el paseíllo se detenga y la plaza de Linares se ponga en pie y guarde silencio mientras un solo de clarín conmueve a todos los presentes, rompiéndose cuando una voz anónima en los tendidos grita “¡Gloria a Manolete!

Y tras ese paseíllo, este año, la plaza sacó a saludar los dos toreros de la tierra que unidos en un mismo cartel estaban llamados a protagonizar una gesta y escribir una nueva página en la extensa historia taurina de Linares: el mano a mano de Curro Díaz y Adrián de Torres con los toros de Victorino Martín. De antemano, ese sentido y sincero reconocimiento de Linares a sus dos toreros, quienes de alguna manera rendirían el verdadero homenaje de Linares al Maestro José Fuentes, no ya sólo por los sentidos brindis al cielo sino por el propio hecho de que dos toreros de Linares por méritos propios este año hayan hecho el paseíllo en el Coso de Santa Margarita siguiendo la estela de Fuentes.

Última de abono y de feria, con seis toros del hierro de la A coronada en chiqueros y la esperanza en los tendidos de ver una tarde de toros emocionante que rompiera con la línea de lo vivido en días precedentes. La corrida tuvo mucha intensidad, con momentos de extrema dureza donde el toreo de calidad se hizo presente a intervalos, ya que los toros exigieron nunca bajar la guardia.

Exceptuando el que abrió plaza y con el que Curro Díaz se pudo sentir toreando, dejando series de buen toreo por la derecha aunque el animal no terminase de romper, el resto de la corrida fue una sucesión de toros con muchas complicaciones y ahí fue donde el festejo comenzó a ponerse cuesta arriba a mitad del mismo  y se vivió  la épica de la fiesta de los toros, con la raza de ambos toreros.

Firmeza de Curro Díaz ante sus toros tercero y quinto. Se quedaba corto y perdía las manos de forma sucesiva el tercero, al que Curro pinchó en dos ocasiones hasta cobrar una estocada. Con guasa de la mala el quinto, poniendo en apuros a las cuadrillas.  Se  revolvía y también se fue parando, por lo que Curro le pudo instrumentar faena dándole tiempo y espacio, sacándole los muletazos de uno en uno. Al tirarse a matar sufrió un golpe fuerte en el pecho, viéndose seriamente mermado y tras reponerse volvió de nuevo a montar la espada para finalmente dejar una estocada entera que el público supo premiar y reconocer.

Adrián de Torres por su parte vivió una tarde con todo de tipo de sensaciones. Se jugaba mucho en esta tarde en la que volvía a su tierra por derecho propio para volver a cumplir ese sueño de torear en la Feria de Linares, y lo hacía en el marco de una temporada en la que su nombre está entrando en carteles y feria. Hacerlo en Linares y con toros de Victorino Martín era mucho más que un compromiso.

Con el primero de su lote, un toro serio y con mucha presencia, Adrián  dejó momentos de gran toreo al natural, pero el toro fue de más a menos hasta quedar muy parado.

Toro nada claro en el capote el cuarto, que en un derrote descosía la banda de la taleguilla al diestro. Se puso el toro muy difícil para ser picado y a partir de ahí desarrolló mucha violencia. Se volvía rápido y buscaba las zapatillas continuamente. Dispuesto Adrián, queriendo e intentándolo. El público no quería tragedias y le pedía que se fuera a por la espada. Y por desgracia con la espada se atascó, pinchando sucesivamente.

En el que cerraba plaza Adrián tiró de raza frente a un toro con pocas opciones,desentendido, sin humillar,que se iba lanzado al cuerpo. Y cuando logró enjaretarle una serie rotunda y todo iba cogiendo intensidad le echó mano el toro con varios derrotes. Volvió a la cara del toro, se desprendió de la espada para tratar de arrancar la oreja como fuera y acabó con unos muletazos ayudados de rodilla. No quería irse de vacío y dio  todo, jugándosela en el último de la tarde y de la feria.

 

Fotos: Reyma Taurino / Carmen Moya

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