Jaén Taurino

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Castella a hombros en la segunda de Linares

Plaza de toros de Linares. Domingo 27 de agosto de 2023. Segunda de abono de la Real Feria de San Agustín de Linares. Dos tercios de plaza en tarde agradable.

Seis toros de Zalduendo de juego muy pobre y desrazados. Bien presentados y de capa variada. Se lidiaron como sobreros el 1º y 6º

Saludó en banderillas en el segundo el banderillero José Chacón, de la cuadrilla de Sebastián Castella.

MORANTE DE LA PUEBLA Verde manzana y oro Palmas y oreja
SEBASTIÁN CASTELLA Grosella y oro Oreja y dos orejas
JOSÉ MARÍA MANZANARES Azul noche y oro Silencio y oreja

Es “conditio sine quae non” que en la fiesta de los toros la emoción – de entrada- la proporcionen estos animales. De no ser así, el espectáculo estará menguando por mucho que quien se ponga delante haga lo posible y lo imposible por lograr el lucimiento.

Y así sucedió en la segunda de abono de Linares con la corrida de Zalduendo, llegando a salir por chiqueros hasta ocho toros herrados con ese hierro. Los seis titulares y los dos sobreros. Todos los animales que habían sido embarcados en Extremadura con destino al Coso de Santa Margarita.

El resultado numérico de trofeos esconde la realidad de una corrida de toros que decepcionó, y mucho, en el aspecto ganadero. Los toreros estuvieron por encima y su actitud salvó un festejo que francamente transcurrió por momentos de forma anodina.

Castella se alzó como triunfador de la tarde, abandonando la plaza de toros de Linares a hombros cuando el festejo casi alcanzaba la duración de las tres horas y con el Paseo de Linarejos contando los minutos para el encendido de su portada.

Y si hace un año Castella vino a Linares como artista plástico para inaugurar una exposición, ahora lo hacía vestido de luces en el año en que ha regresado a los ruedos.

Supo imprimir Castella el temple y la precisión  a todo cuanto hizo en Linares. Y a ello se añadió una actitud importante durante toda la tarde. De alguna forma, su toreo se convirtió por algunos momentos en un cierto homenaje a “Manolete” en Linares. El estaticismo de sus estatuarios de inicio en el segundo, o el epílogo por manoletinas en el mismo toro, así lo evidenciaron. Pero entre medias logró torear al natural con importantes pasajes ante un toro con fijeza pero sin fuerzas, como toda la corrida. Tras un pinchazo cobró una estocada entera y paseó un trofeo. Su banderillero José Chacón se desmonteró tras parear de forma destacada a este segundo de la tarde.

Y el quinto, segundo de su lote, fue el toro con mayores opciones de la corrida. Tras recibirlo con el capote por chicuelinas, subió el nivel al iniciar la faena de muleta con un pase cambiado por la espalda desde los medios. Posteriormente, ya con la muleta en la izquierda instrumentó muletazos de desmayo y profundidad,intensos, bajando mucho la mano. Y todo ello bajo los compases de un pasodobles con aires de marcha de palio que hicieron ralentizar más aún el toreo pero también el ambiente, hasta el punto de prolongar en exceso la faena más allá de lo debido. No obstante, una estocada entera puso fin a su labor siendo premiado con las dos orejas.

Fue el lote de Castella un oasis en mitad de una corrida que acusó la falta de fuerzas y de raza, con numerosas caídas y volteretas o incluso como le sucedió a Manzanares, que se topó con un toro que a la mínima buscaba la huída hacia las tablas. Precisamente Manzanares estará maldiciendo su suerte en el sorteo y su paso por Linares en esta tarde donde casi iba a quedar inédito si no llega a salir el sobrero bis que remendaba al sexto y que tuvo acometividad de inicio, aunque luego hubo de insistirle mucho. Mató recibiendo a este sexto y último y eso por sí sólo le pudo valer la oreja concedida. Del otro, prácticamente nada que contar.

Y Morante volvía a Linares, plaza donde se ha prodigado bastante en los últimos años. Firmó la faena de la tarde, y lo hizo con un toreo al ralentí bajo los compases de “Suspiros de España” en el que lo despacio de su toreo se impuso ante un toro que prácticamente no daba para nada. Pero Morante se lo sacó, estuvo muy por encima de él, y así fue como hizo el toreo roto, encajado, preciso también, inspirado y rotundo sin apenas material. Mató de una estocada entera, y recibió de premio una oreja.

Y el sobrero que reemplazó al que abría plaza y que fue sustituido en cuanto entró una vez al caballo, fue un toro que siempre se desentendía, le costaba emplearse y al tercer muletazo se paraba y frenaba la continuidad de la faena. Por el izquierdo se quedaba muy corto y Morante, ya en el final quiso torearlo de frente pero el toro ya andaba muy, muy parado. Fue pitado el toro en el arrastre.

 

Foto: Reyma Taurino/Carmen Moya

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