Una década, más o menos, desde que cruzase vestido de luces el albero de Santa Margarita por última vez. Aquella tarde abandonaba la plaza tras haber triunfado. Aquello le sirvió…para que no lo volvieran a contratar. En este tiempo tan sólo volvió a torear allí porque Blas Mora lo puso en el Festival de Proyecto Hombre.
David Gil ha visto pasar las temporadas sin que su nombre apareciera en los carteles de San Agustín. Un año tras otro, mientras que su nombre figuraba en los carteles de muchas plazas de Perú. Allí triunfaba y se sentía torero, lo que es.
Pensaba que aquellos triunfos en aquellas plazas y sobre todo en aquellas circunstancias, servirían de algo, pero la realidad en todos estos años siempre ha sido distinta.
Los méritos sirvieron de poco y por muchas sustituciones que pudieran surgir siempre eran otros los que copaban el puesto.
“Cuando he toreado algún festival en algún pueblo cercano siempre me quedo pensando qué hago toreando yo allí si no soy de allí, en caso de que haya algún torero local. Creo que en Linares si que pinto algo, porque yo soy de Linares”
Estas fueron sus palabras cuando recientemente recibía el homenaje que le tributó la Asociación Taurina de Aficionados Prácticos de Jaén por su trayectoria. Por su trayectoria de diez años en los ruedos de Perú.
“Que me pongan.Que me den la opción de triunfar en mi pueblo y si pego un petardo, que me digan que me vaya a mi casa y me quede allí”.
Su situación deja al descubierto la realidad de la Feria de Linares; donde antaño, los toreros linarenses siempre tenían su sitio independientemente de su estatus en el escalafón: una plaza que sólo da toros en agosto, escasamente cuatro días, cuyo empresario pone en los carteles a casi todos sus poderdantes, al margen de las figuras de turno que por méritos propios merezcan estar ahí y que una vez terminada la Feria habrá de pasar un año para volver por allí.
Otros, por muchos menos méritos, torean en la Feria de Linares. Algunos incluso desparraman sus oportunidades de triunfo y aburren al más pintado. Él, nada más que por el hecho de ser torero de Linares bien merece torear una tarde en la plaza de su pueblo.
