Plaza de toros de Jaén. Coso de La Alameda.
Primera corrida de abono de la feria de San Lucas. Más de media plaza.
Tres toros de El Torero (1º,3º y 5º) y tres de Fuente Ymbro (2º,4º y 6º)
ANTONIO FERRERA | Blanco y oro | Dos orejas y dos orejas |
DAVID FANDILA «EL FANDI» | Blanco y oro con cabos negros | Oreja y dos orejas |
MANUEL ESCRIBANO | Grana y oro | Dos orejas y dos orejas |
Antonio Ferrera regresaba a Jaén veintitrés años después, y de esa forma rompió una estadística que hasta entonces estaba en poder de “Antoñete”: volver a hacer el paseíllo después de muchos años de ausencia. En aquella primera ocasión Ferrera lo hizo acartelado en el cartel de toreros banderilleros, y más de dos décadas después lo hizo para abrir ese mismo cartel en una apuesta de Tauroemoción por recuperar un cartel que siempre despertó interés.
Y no decepcionó el cartel de los toreros banderilleros porque fue todo un espectáculo, pero para ello hay que destacar y poner en valor el magnífico juego de los toros enviados por El Torero y Fuente Ymbro. Reses de magnífica presentación y con un trapío que supera lo habitual en esta plaza en mucho tiempo.
El encierro de las dos divisas propició sobre el ruedo jiennense bravura y emoción en todos los tercios, si bien hubo alguno como el que hizo cuarto que blandeó algo al final de los muletazos. Aún así, nota muy destacada para ambas ganaderías.
Ferrera desplegó su personal tauromaquia. Arrebatada y pasional. Deja en el anecdotario de la historia de la plaza ser el único diestro en lancear con un capote verde. Volvió a tomar los palos con acierto y espectacularidad. Su primero, fue un toro de ensueño, especialmente por el derecho. Acortó demasiado pronto una faena que posiblemente podía tener algo más. Mató de estocada caída y fue premiado con las dos orejas. En el que hacía quinto, en el inicio tuvo la insólita acción de solicitar a la Sociedad Filarmónica de Jaén que cortase el pasodoble para intrepetar otro de su gusto, y así fue como empezó a sonar Nerva. Después firmó una faena impetuosa ante un toro que embestía a arreones. Tras media estocada y otra estocada fue premiado nuevamente con dos orejas, recibiendo un aviso cuando el toro doblaba.
De su actuación en Jaén hay que anotar la presencia en sus filas del banderillero de la capital Manuel Morales, quien actuaba por primera vez como banderillero de corridas de toros en la plaza de toros de su ciudad.
David Fandila “El Fandi” de nuevo en Jaén se vino arriba. Como siempre fue en esta plaza, donde históricamente es el segundo diestro que mayor número de paseíllos acumula aquí. Su primero tuvo la virtud de la nobleza y el defecto de la debilidad. Tomaba bien los primeros muletazos y luego renqueaba, aún así “El Fandi” ssupo aprovechar la condiciones del toro. Con las manoletinas finales puso el epílogo a una faena que fue todo disposición. Y en el mismo sentido la que protagonizó en el que hacía quinto, donde no se dejó nada atrás y el público entregado con él. Tras un pinchazo cobró una estocada entera pero baja, recibiendo dos orejas generosas.
Desmonterado hizo el paseíllo Manuel Escribano, presentándose de forma oficial en Jaén aún habiendo toreado aquí en el 2006 con ocasión de la “Corrida Moderna” de Salvador Távora.
En ambos toros se fue a portagayola. En el primero con resultado infructuoso porque el toro salió suelto haciendo caso omiso a la presencia de Escribano. En el segundo, si hubo lucidez.
Toreó a placer a su primero, un toro extraordinario por ambos pitones que finalmente se fue un poquito a menos. Mató de estocada entera contraria. Y en el último, de nuevo entrega intachable de Escribano, que inició de rodillas la faena de muleta para luego irse a los medios y allí disfrutar de las embestidas templadas, largas y profundas “Pomelo-123” bajo los compases del pasodoble “Alameda Coso” del Maestro Sapena, para luego acabar apostando por el toreo de cercanías y pegarse el arrimón. Fue premiado con las orejas y aunque se le pidiera el rabo, el palco no concedió.
En lo negativo, hay que censurar el descaro de varios actuantes – banderilleros- pidiendo trofeos, haciendo gestos y aspavientos al palco presidencial, con total desfachatez, así como la triquiñuela de iniciar la petición de indulto desde el propio callejón para calentar a los tendidos y que estos se dejen llevar por algo que no pide el público realmente, sino que nace de alguna cuadrilla que tras la esclavina de un capote comienza a pedir el indulto “por lo bajini” sin que se note. Pero se nota, se ve y se sabe. Hay que taparse un poco, y no precisamente para pedir un indulto a conveniencia.