Jaén Taurino

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Tremendo faenón de Ponce

Plaza de toros de Linares (Jaén). Coso de Santa Margarita
Primera de abono de la Real Feria de San Agustín. Tres cuartos de plaza en tarde muy agradable.

Toros de Zalduendo muy bien presentados y manejables en general, sobresaliendo el cuarto, de nombre «Robalo», siendo premiado con la vuelta al ruedo.

Enrique Ponce:(Azul pavo y oro) silencio y dos orejas tras dos avisos.
José María Manzanares:(Gris plomo y oro) oreja con petición de la segunda y oreja.
Alejandro Talavante:(Rosa palo y oro) ovación y ovación

Diecisiete minutos después de las seis y media de la tarde que el cartel anunciaba como hora de inicio de la corrida, saltaba al ruedo el primero de la tarde. Esto vino dado por un prólogo repartido en tres actos: de una parte un sentido homenaje al centenario fotográfo taurino «Canito», quien inmortalizó en su día la cogida de «Manolete» y sus últimas horas. De otra, la entrega del prestigioso Trofeo «Manolete» de la edición 2011 a José María Manzanares, y por último, el siempre emotivo minuto de silencio en recuerdo a la figura de «Manolete» sonorizado por un solemne toque de clarín que de taurino tiene más bien poco. Gloria a «Manolete» en Linares hoy, ayer, mañana y siempre.

Y desde ayer en adelante quedará en el recuerdo de quienes lo vieron el tremendo faenón de Ponce al toro «Robalo» de Zalduendo.Enrique Ponce se llevó para sí un lote contrapuesto. El que abría plaza no tenía un pase,flojito de fuerzas y de caída contínua. No se dio coba el matador al ver que aquello era infructuoso y se marchó tras la espada recibiendo por ello todo tipo de reprimendas desde el tendido. En el cuarto, auténtico recital de toreo por parte del valenciano, haciendo que quienes antes le pitaron, luego se pusieran en pie para rendirse a su magisterio.

Tomó una vara en el caballo, sacándolo el propio matador del caballo con un quite. Tras brindar al público, se dobló con él por bajo con muchísima torería desde el primer muletazo y uno tras otro fue haciendo que el público tomara conciencia de que venía crecido, decidido y a dar el DO de pecho. Lo que vino después fue una de las faenas más macizas y compactas que se recuerdan en esta plaza. Rozando la perfección, enrabietado consigo mismo sacando una raza de torero incuestionable para quien quiera cuestionar que tras veinticuatro años enfundándose el chispeante, tenga que quitarse de esto. Ponce demostró una ambición y capacidad sin límites. El público se olvidó que la faena de muleta se sujeta a un tiempo limitado y hasta la Agrupación Musical de Linares reinició los compases de «Ragón Falez» para seguir musicando el bien torear mientras Ponce iba epilogando con su poncina. Ya para entonces cayó un aviso y comenzaron a surgir las primeras solicitudes de indulto mientras el toro ya por entonces hacía el amago de rajarse a tables. Aquello fue en aumento mientras Don Francisco Sánchez, el Presidente, se transformaba en Don Tancredo para no moverse un mílimetro en su actidud. La bronca fue a más, sonó el segundo aviso, por los aires comenzaron a volar almohadillas de la Cruz Roja hasta estrellarse en el ruedo, conducta que hasta el propio Ponce reprochó y a pesar de la rotunda petición y la locura desatada, no quedó más remedio que cuadrar al Zalduendo y tirarse a por él, quedando una estocada que aunque enterrada la empuñadura, no estaba bien colocada

La faena era de rabo, pero quedó en sólo dos orejas…tras dos avisos, que no es precisamente cosa común, ni normal en las tardes de toros.Hasta tres avisos hubieran podido llegar a sonar y no por ello el público hubiera dejado de flamear pañuelos tras lo visto, probablemente. Al final dos orejas como trofeo, reconocimiento y abrazos de los compañeros de cartel tras una faena grandiosa. Éxtasis a medias en el ganadero Fernando Domecq, por la vuelta al ruedo de un toro que pudo ser indultado y bronca monumental al Presidente al que casi diez mil almas llamaron «Tonto» a coro.

A hombros también Manzanares, que del primero se hubiera llevado las dos pero el Presidente concedió tan sólo una. Se había rumoreado y especulado con que no torearía en Linares. No fue así, pues toreó tanto como pudo con los dos de su lote, siendo muy bueno el que hacía quinto del encierro. Se empecinó en matarlo recibiendo y lo consiguió tras cinco tentativas. Firmó en Linares momentos muy buenos, llenos de estéticas, sobresaliendo el toreo con la derecha. Justo es reconocer la actuación de su banderillero Juan José Trujillo, que saludó tras un gran par de banderillas en el quinto.

Cerraba cartel Talavante a quien no se le puede reprochar su actitud y predisposición durante la tarde. De la terna se diferenció por hacer un toreo lleno de variedad y sobre todo por su estaticismo, llegando a engarzar hasta seis muletazos seguidos sin mover las zapatillas de donde se encontraba. Una pena que sus dos toros acabasen pronto y la espada no estuviera hoy certera. Se le veía con ganas al de Badajoz.

No debemos pasar por alto dos datos: de un lado la presentación de los toros, notablemente mejor que en los últimos años. De otro, la gran entrada registrada, sorprendente, que viene a demostrar que la empresa ha acertado en su política de precios y promoción de abonos.

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