Jaén Taurino

El Planeta de los Toros desde Jaén

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Revisteros taurinos de antaño

 Salvador Santoro

 

    In illo témpore – al menos desde 1868 – la localidad de Linares, emporio económico y pujante socialmente; contó con numerosas publicaciones, de todo signo  político y con variedad en cuanto a formato, difusión, periodicidad y temática. Pero, curiosamente, siendo un pueblo con tanta tradición taurómaca, tan sólo tuvo dos cabeceras especializadas en Tauromaquia.

     La pionera fue el semanario Linares Taurino, que se puso a la venta en febrero de 1897, manteniéndose hasta abril del año siguiente. Su director era Remigio Ligero, insigne periodista y gran aficionado a los toros; hallándose la redacción en la imprenta de su propiedad, sita en Corredera, 24. Habría una segunda época, en 1907, bajo la misma dirección y manteniendo el título, contando además con Juan José Nebrera como redactor y el apoyo gráfico de Julio Ruiz. Se editaba en el número 8 de la calle Los Castillos, imprimiéndose en “La Gutemberg”.

     Coetáneo del anterior (de 1907), es el decenal El Sinapismo (denominación de dudoso gusto), subtitulada: “Revista de Toros, de Teatro y de Sport” y en la que como prueba de imparcialidad en sus opiniones, se hacía constar que: “Esta revista no admite billetes de favor”. Dirigida por Ricardo González, fijan sus oficinas en la calle Zabala, nº 1, elaborándose en la imprenta “El Popular”. Entre sus colaboradores figura el precitado Nebrera, que debió ser gran conocedor del “Arte de Cúchares”. Hasta aquí, en lo fundamental, nos hemos servido de los datos que aporta el documentado libro “Aproximación a la prensa, imprenta y política”, del que son coautores: Ramón Soler Belda y Raúl Caro-Accino Menéndez.

     En un aparte, este párrafo se dedica a glosar la figura de Alfredo Llopis, que firmaba con el alias de “Caireles”; a no dudar, el más prestigioso, influyente y carismático revistero taurino de nuestra ciudad, al que profeso especial admiración. Hombre de negocios, ejercía de secretario en la torerísima casa de los Bienvenida. Falleció en Madrid, el 10 de febrero de 1935. En su dilatada trayectoria como crítico taurino, “Caireles”, de ágil y florida prosa, publicó sus crónicas – que he leído con fruición – en los periódicos locales de mayor importancia: El Liberal (1896), El Popular (1899-1912), Diario de Linares (1912), del que también era corresponsal en Baeza, y La Unión (h. 1915), entre otros.

     Igualmente, es de justicia que, sin distingo alguno, se amplíe la relación – siquiera sea de forma testimonial – a otros paisanos que con donosura, conocimiento y orientación escribieron, informaron o hicieron crítica de toros en vetustas y recordadas publicaciones.

    Bajo seudónimo, “El Viejo” (en 1883), se declaraba – con falsa modestia – poco conocedor del argot táurico, cosa incierta a tenor de lo visto; signando sus redactados en El Eco Minero, relevante y longevo (1876-1896) periódico dirigido por Julián de Martos Morillo, gran aficionado, y luego por su hijo Antonio de Martos Chinchilla. También, este rotativo, contó con un polémico colaborador que firmaba “Chalina” y escribía de espectáculos y toros, manteniendo – adrede – grandes y prolongadas controversias con otras cabeceras de la época.

     Hacia 1904, en la revista ilustrada Oro y Azul, precursora en esta modalidad y de marcado carácter literario, impresa en Tipografía “La Cervantina”, en sus talleres de las calles Peral, 24 y Nueva, 33, de la que era director-propietario Juan Molina Mendoza; rubricaba sus crónicas taurómacas “Puyazos”, de garboso y jovial estilo, al que igualmente hemos leído con detenimiento. Por su parte, el crítico taurino Manuel Corrales, ejercía tal misión en medios nacionales – durante los años veinte – como corresponsal desde Linares.

     Con data en 1933, “Curro Vargas”, suscribía la sección “De toros” en La Unión, Diario de la tarde, cuya dirección estaba a cargo de Joaquín Soler Gámez. Salvo mejor opinión en contrario, el último revistero taurino linarense – a la antigua usanza – fue José Ortega, empleado de banca y al que alcanzamos a conocer muy entrado en edad, siempre con sombrero de “ala ancha” y sus características lentes redondas. Don José, como respetuosamente le llamaba “la torería andante”; llevó la corresponsalía de la desaparecida agencia de noticias Cifra y de prensa especializada en Tauromaquia. ¡Qué tiempos aquellos, cuánto empaque con la pluma…!

     Sirvan estas líneas como sencillo homenaje de reconocimiento a linarenses que practicaron esta primitiva modalidad de periodismo taurino: hacer “revista” de toros. Es decir, manifestar el gacetillero su apreciación y opiniones – procurando la objetividad – de lo sucedido en el festejo; sin limitarse a la simple “reseña” que es un escueto resumen y distinto a la “crónica”, que sería un trabajo en tono más literario. En acertada reflexión, el maestro Gregorio Corrochano, del ABC, decía que el crítico: “no debe ser uno más en la plaza, sino uno menos en el tendido”, manteniendo la ecuanimidad y criterio sin contagiarse del apasionamiento del público.

 

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