Plaza de Toros de Belmez de la Moraleda (Portátil) Domingo 21 de agosto.
Novillos de Alfredo García Merchante, y Alfredo y Pedro Luis García La Rubia. Dos de ellos recibieron palmas en el arrastre y el cuarto, vuelta al ruedo.
–Pedro Hernández «El Cartagenero» dos orejas y rabo (Rejoneador)
– Carlos Ojeda (Nazareno y plata con remates negros) dos orejas y rabo
– Francisco José Espada (Blanco y oro) dos orejas
– Manuel Jesús Fuentes (Rosa palo y oro) dos orejas y rabo. Debutaba en público
En tarde de expectación con casi lleno en la plaza, se lidiaron 4 novillos de los dos hierros de la ganadería de García Merchante, de los cuales primero y segundo, recibieron palmas en el arrastre y cuarto, vuelta al ruedo.
Abría el cartel el rejoneador Pedro Hernández «El Cartagenero» quien cortó dos orejas y rabo tras realizar una faena a un animal con bravura, al quel templó con gusto, clavando las banderillas bien reunidas, al igual que hizo con banderillas cortas, culminando la faena con un rejonazo certero.
Carlos Ojeda también obtuvo dos orejas y rabo de un novillo bravo que lo recibió a la verónica, brindó la faena de muleta al debutante, Manuel Jesús Fuentes. Toreó en el tercio de muleta muy relajado y con un toreo muy variado, conectando rápidamente con el público.Culminó su faena con una estocada que le propició la concesión de los máximos trofeos.
Francisco José Espada se las vió con un novillo noble pero con menos transmisión que sus hermanos, Espadas demostró valor y disposición ante su oponente, tras un pinchazo y una estocada acabó con su novillo.
El debutante de la tarde, Manuel Jesús Fuentes, no quiso decepcionar a sus paisanos y sin pensárselo dos veces se fue a portagayola y templó a su novillo a la verónica. También hizo uso de los palos llegando a clavar un par al violín. Su actitud durante toda la tarde fue en novillero y bien lo demostró en la faena de muleta, acompañada en el epílogo por las letras que le cantó su hermana. Realizó un toreo muy variado y con mucha raza, a un novillo que fue la estrella de la tarde, pues fue noble y no cesaba de embestir. Remató la faena de una gran estocada que le hizo merecedor de las dos orejas y rabo.
Informa: Verónica Ruiz
