Jaén Taurino

El Planeta de los Toros desde Jaén

José Luis Marín Weil

Paquito

Por José Luis Marín Weil

 

Podía ser un jilguero. Un hámster mofletudo o un entrañable foxterrier. Pero era un cárdeno herrado con el 33 en el pelaje de su lomo y la letra A mayúscula coronada en el anca derecha.

Su nombre en diminutivo, casi familiar, choca con esa recurrente tendencia a nominar desde el nacimiento a los toros bravos con sobrenombres que a veces se aproximan a lo legendario. Y no es por puro capricho, sino por una cuestión de reata y lo que el libro ganadero arroje más apropiado por la familia a la que pertenezca.

En el orden de lidia del pasado sábado 19 de octubre, “Paquito” figuraba como tercero. Primero del lote de Emilio de Justo, que cuando llegó el momento del encuentro sobre el ruedo, aquello fue un toma y daca por parte del torero extremeño y el toro de Victorino en cuestión. Un toro exigente, muy exigente, con un látigo en el cuello que le hacía revolverse al finalizar cada muletazo.

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