Plaza de toros de Andújar. Más de tres cuartos de entrada en mañana agradable.
Novillada picada con motivo de la festividad del Día de Andalucía. Seis novillos de Montalvo y un sobrero (4º) del mismo hierro. Bien presentados, de variado pelaje y desrazados en su juego.
MANUEL CABALLERO | Azul rey y oro | Silencio tras aviso y oreja |
MANUEL ROMÁN | Blanco y oro | Oreja y palmas tras aviso |
MARCO PÉREZ | Rosa palo y oro con cabos negros | Dos orejas y rabo y dos orejas |
Desde una hora antes en los alrededores de la plaza de toros de Andújar se vivía un ambientazo. Multitud de aficionados foráneos se agolpaban haciendo tiempo, ilusionados ante el reclamo de un cartel que anunciaba una terna de novilleros que está despertando esperanzas para el futuro de la fiesta. Una mezcla plural de acentos en las colas de las taquillas, poniendo de manifiesto que festejos así suman alicientes para que los aficionados recorran kilómetros para ver torear.
El albaceteño Manuel Caballero – hijo del diestro del mismo nombre-, el cordobés Manuel Román y el salmantino Marco Pérez han sido los tres nombres propios de este festejo con el que Andújar ha inaugurado la temporada en la provincia de Jaén. Y en los chiqueros seis utreros de Montalvo que han reemplazado a los inicialmente anunciados de Garcigrande.
En el centro del ruedo se hacía presente la bandera de Andalucía, por ser hoy el día de la autonomía. Por ese mismo motivo llegado el paseíllo a las rayas del tercio se detuvo para que la banda interpretase el himno de Andalucía, e igualmente el de España, que en Andújar siempre recobra un significado especial cuando suena por ser la cuna de su compositor: Manuel Espinosa de los Monteros. De esta forma comenzó un festejo de larga duración, ya que concluyó rozando las 15:00 de la tarde cuando Marco Pérez abandonaba a hombros el coso iliturgitano.
Y es que lo de Marco Pérez en Andújar ha sido apoteósico. Un niño que torea como un hombre. Un cuerpo minúsculo que alberga un toreo mayúsculo. De la plaza de Andújar ha salido hoy en volandas, disparado a posicionarse en lo alto esta temporada. El tiempo dirá.
La novillada jugada de Montalvo tuvo el denominador común en varios de ellos de querer rajarse, no tomar las telas y cuando lo hacían, sucedían los enganchones y desarmes. Así sucedió especialmente en los dos primeros del encierro. Manuel Caballero lo vivió en el novillo con que se presentaba, donde el albaceteño logró alguna tanda limpia en mitad de tantas complicaciones.
Su segundo pegó varias volteretas, provocando la devolución por falta de fuerzas. Salió un sobrero (4º Bis) único que no lucía divisa ganadera y con el que Caballero pudo resarcirse, mostrando sus credenciales como toreo. Intenta hacer las cosas bien, sin estridencias y procura imprimir el temple en su toreo quedándose además muy quieto. Tras una estocada entera que hacía guardia, volvió a irse tras la espada dejando una estocada que sirvió para ser premiado con un trofeo.
Con la montera calada hizo el paseíllo Manuel Román. Regresaba a Andújar tras su paso por esta plaza en el festejo goyesco del 125 aniversario celebrado en septiembre. Con una fortísimo respaldo de seguidores venidos de Córdoba que arropan a este torero, Manuel Román volvió a desplegar la exquisitez de su toreo. Firmó lances de recibo a la verónica en su primero de gran vistosidad. Se topó con un novillo que fue a peor, muy irregular y que no siempre permitía hacer el toreo bonito que Román procura y sabe hacer. Había que darle tiempo para poder sacarle las cosas, y aunque el novillo se fue aburriendo, Román se lo supo sacar. Tiene esa facilidad.
El quinto fue el mejor del festejo. Un novillo con clase que Román entendió y con el que logró torear muy despacio al natural. De últimas apostó incluso por el toreo de cercanías, interpretando unas `luquesinas´ con el que firmar el epílogo de una faena que fue a más. Pero precisamente fue en la firma donde el novillero cordobés emborronó su actuación: la espada con sucesivos pinchazos y descabellos se llevó el triunfo.
Con un mansurrón como fue el tercero de la mañana Marco Pérez desplegó toda su capacidad, dándole la vuelta por completo a lo que tenía por delante. Y es que tras lancear a pies juntos, muy quieto y con gusto, el novillo en la muleta se recorrió toda la plaza entera buscando rajarse. Pero eso no fue óbice para que el novillero salmantino no se dejará nada atrás y a pesar de la mansedumbre hiciera un toreo profundo y desmayado, llegando a poner en pie por momentos al público. Mató de un espadazo y le fueron concedidos los máximos trofeos.
En el que cerraba plaza, un novillo castaño y muy hondo, con más hechuras que el resto del encierro y noblón, se estiró de capa sobresaliendo en un quite vistoso por faroles para luego de forma solvente sacar todo cuanto tenía a un animal que poco a poco se fue apagando y al que también recetó otra estocada entera.