Plaza de toros de Jaén. Coso de la Alameda.
Media plaza. Toros de Gavira, que sustituían a la ganadería anunciada en un principio de Jose Luis Marca.
Se devolvió el sexto toro por otro de la gandería de Torrealta.
- Enrique Ponce (azul noche y oro). Dos orejas y silencio.
- Julián López «El Juli» (tabaco y oro). Dos orejas y dos orejas.
- Jose Carlos Venegas (blanco y oro). Una oreja y dos orejas.
Podríamos pensar que en tres días los jiennenses se han querido resarcir de la ausencia de toros durante el resto del año. Hasta San Lucas sólo hubo un festival y una becerrada de la Junta de Andalucía. De por medio una corrida suspendida en abril y nada en junio por la Virgen de la Capilla. Precisamente en aquella corrida suspendida iba a tomar la alternativa José Carlos Venegas, quien cerraba cartel hoy y por ende la Feria de San Lucas, precisamente con el traje que aquel día no pudo lucir.
Nueve orejas en la última. Un sinDios, que diría mi amigo Juan Carlos. Tres seguidos con al menos un torero en volandas y todo el mundo tan contento. En un San Lucas tan corto de presupuesto que hasta el Ayuntamiento ha prescindido de los fuegos artificiales, lo taurino sin ser para tirar cohetes al menos ha divertido al personal. Distinto es que a todo el mundo le haya dado por pedir orejas como churros y éstas se hayan dado con tanta facilidad como la que tienen algunos políticos para ir de válvula a los toros.
Las dos orejas de Ponce en su primero fueron premio excesivo. A estas alturas, sacándole pases a todo, aprovechando las condiciones de su primero, toreándolo muy despacito se llevó dos orejas con tremenda facilidad. El otro fue distinto y se quedaba siempre a medio camino de todo. Nada trascendente.
Cuatro se llevó «El Juli». que me da a mí será el ganador de los dos trofeos que actualmente se convocan en Jaén y que dicho sea de paso llevan sin entregarse tela de tiempo. La última de su temporada y como si fuera la primera. Frescura en su toreo pero sobre todo dominio y oficio. Muy variado con el capote, especialmente en los quites. Con la espada un cañón, pues al primero le arreó un estoconazo y al segundo lo rodó sin puntilla aunque fuera casi entera. Lo mejor vino en el quinto de la tarde.
Venegas, como decíamos, se presentaba en Jaén como matador y quizás por eso y porque no pocos paisanos de Beas le acompañaban en este día ya al abrirse de capa y antes de lancear al tercero fue recibido con una ovación.Puede decirse que anduvo como los novilleros que ayunos de contratos se las juegan todo a una pues no escatimó esfuerzos para mostrarse con ganas. Le falta rodaje como matador pues apenas lleva seis corridas toreadas en unos meses pero le sobra valor porque se pegó un par de arrimones, a veces innecesarios, que pusieron de manifiesto su capacidad. Mucho mejor en el último, sobrero de Torrealta que reemplazaba un inválido de Gavira. Con él se asentó y tranquilizo, a diferencia del toreo apresurado con que anduvo en su primero. Cuatro pinchazos emborronaron la labor de su primero y aún así se le premió con la oreja. No es normal, reconozcámoslo. El sexto, al que comenzó toreando con un pase cambiado por la espalda, se rajó y buscó refugio en tablas. Hasta allí se marchó tras él el de Beas de Segura y le ligó unas cuantas tandas por el derecho para rubricar todo con un estoconazo, que esta vez por sí sólo valía algún trofeo.
Así, poco más o menos transcurrió la última del abono de San Lucas en una tarde en que se conmemoraban los cincuenta años del Coso de La Alameda aunque como tal no se haya conmemorado. Una pena, pues taurinamente esta circunstancia no debía haberse dejado pasar por alto y una pena también que en esta Feria los profesionales del toro en la provincia de Jaén no hayan lanzado su voz en defensa de la Fiesta tal y como se ha venido haciendo en otras plazas de España entera. En un año en el que el toreo ha sido castigado con dureza, que menos que unir la voz taurina de Jaén a esa manifiesto que en defensa de la Fiesta en casi todas las plazas se ha ido leyendo. Pero claro, esto es Jaén y aquí cuando pasen unos meses no nos acordaremos de los tres días seguidos que hemos tenido de toros sin que el tiempo lo impidiera y con el permiso de la autoridad. No como otras veces.