Plaza de toros de Jaén. Coso de La Alameda
Corrida de rejones con motivo de la Virgen de la Capilla.
Un tercio de plaza (2.000 espectadores aproximadamente)
Toros de Benítez Cubero (1º,4º, 5º y 6º) y Pallarés (2º y 3º)
Andy Cartagena | Dos orejas y dos orejas |
Guillermo Hermoso de Mendoza | Oreja y dos orejas |
Sergio Pérez de Gregorio | Oreja y palmas de despedida |
Mientras la figura del Condestable Miguel Lucas de Iranzo se paseaba -representado- cuesta abajo por las calles de Jaén en ese desfile conmemorativo de los 1.200 años de capitalidad, por la calle Tablerón muchos aficionados caminaban con la almohadilla bajo el brazo camino del coso de la Alameda para disfrutar precisamente de uno de los legados del Condestable en esta ciudad la tauromaquia.
Sí, porque ya en tiempos del Condestable se celebraban fiestas taurinas en la ciudad, que traducido quiere decir que aquí llevamos festejando con toros desde al menos los últimos quinientos años de estos mil doscientos que ahora festejamos y eso es un dato histórico que hay que rescatar y ponerlo en valor para que la tauromaquia no resulte invisible en este año de celebraciones.
En la Alameda sonaban acordes de guitarra y redobles de batería del Xauen Bull Festival que llegaban hasta el coso de la Alameda y allí en cambio volvieron a sonar los compases del pasodoble “Alameda Coso” de Sapena rescatado por la Filarmónica de Jaén y añadido a su repertorio, dándole un empaque superior a la faena de Andy Cartagena en su primero.
Sólo verlo a lomos de “Cartago” poniendo banderillas mereció la noche entera. Un espectáculo auténtico para los ojos este caballo de capa perla y amplias crines de una belleza impresionante, que cautivó a un público que acudió a divertirse con una terna de rejoneadores que tuvieron antes sí a toros de Benítez Cubero y Pallares con mucho trapío, diversidad de capas y un juego bastante desigual en su conjunto.
Lo de Cartagena fue vibrante de principio a fin. No se dejó nada atrás y puso incluso al público en pie en diversas ocasiones con su doma espectacular. Una actuación redonda que fue culminada en ambos toros con sendos rejonazos y fue premiado con cuatro orejas de ley.
Guillermo Hermoso de Mendoza sumaba su segundo pasillo en Jaén y al igual que en su anterior actuación volvió a demostrar un gran nivel. No faltaron aquellos quiebros por dentro de las tablas que popularizase su padre y que evidencian el sello de su dinastía.
Y una auténtica pena lo que le sucedió al debutante Sergio Pérez de Gregorio en el que cerraba plaza, que se echó tras las banderillas y no hubo forma de continuar la faena, teniendo que ser apuntillado ante la impotencia del rejoneador salmantino que no pudo culminar su actuación.
En su primero dejó muy buenas sensaciones y demostró que está llamado a ser un rejoneador interesante. Cortó una oreja, pero merece una segunda oportunidad en esta plaza que él abandonó a pie irremediablemente. En este sentido, toca señalar lo preocupante de ver al público exigir de forma inexplicable un sobrero cuando esta posibilidad no cabe ante un hecho así y que pone en evidencia la falta de conocimiento del espectáculo taurino y sus normas.
Algo que se extrapola a muchos de quienes presenciaron el festejo desde algunos burladeros de callejón destinados a la administración pública pidiendo los trofeos agitando pañuelos blancos desde una situación privilegiada, evidenciando que no saben ni dónde están.
Y una vez más, toca denunciar el descaro de los banderilleros voceando y pidiendo las orejas en el propio ruedo en una actitud vergonzosa que vuelve a repetirse en Jaén y a ojos de todos.
Foto. Tauroemoción