Por Ángel Durán
Han pasado dos semanas del final de la Feria de San Isidro, y dos meses del final de la Feria de abril de Sevilla. Sin duda alguna, los dos ciclos mas importantes de la temporada.
En este artículo quisiera centrarme en aquellos que han supuesto un ejemplo de superación tanto dentro como fuera de la plaza, y que han tenido su participación en al menos una de las dos Ferias.
En el ciclo hispalense hubo varios acontecimientos. Importantes faenas, hasta un indulto,pero el gran triunfador, el único matador de a pie que abrió la Puerta del Príncipe, fue el jerezano Juan José Padilla.
Padilla, ha supuesto en los últimos tiempos un ejemplo de superación, especialmente tras la cornada sufrida en Zaragoza en octubre de 2011.
Su vida cambió, pero no truncó su carrera; unos meses después de aquella brutal cornada volvería a vestirse de luces en Olivenza, más enjunto,con las señales del toro, y con un parche que nos recordará siempre a aquel astado de Ana Romero…forma parte de la Fiesta.
La vida y carrera de Padilla siempre estuvo marcada con el hálito de la tragedia. Una cogida del cuello en Illumbe a porta gayola que le llevó prendido del pitón hasta el centro del ruedo, otra en Sevilla también en el cuello, y las mas dramática antes de la de Zaragoza fue en Pamplona justo al entrar a matar quedando exánime boca arriba en la arena.
Pero también tuvo un aura de triunfo: el indulto del toro “Muroalto” de Victorino Martín en San Sebastián, es ejemplo de ello.
Tras lo de Zaragoza su carrera cambió, entró en otros carteles, ante otro tipo de toro, pero siempre dando la cara cada día que se vestía de luces, muchos que creían que su carrera ya estaba acabada lo vieron ser líder del escalafón en las temporadas de 2013 y 2014.
El pasado 16 de abril Padilla atravesaba la puerta mas emblemática del toreo, proclamándose triunfador de la feria en la que se indultó un Victorino, sin duda alguna el momento culmen de su carrera.
En la feria de San Isidro, hemos tenido varias lecturas. Críticas a algunas orejas, la ausencia de la tan deseada corrida completa, hubo varias puertas grandes, algunas discutidas, pero de la que no cabe duda que fue justa y meritoria es la que se ganó David Mora.
Habían pasado dos años de que casi se dejará la vida tras una cornada que le arrancó la femoral. Las manos prodigiosas del doctor García Padrós impidieron que se consumara una tragedia que, en otros tiempos, o en otro lugar quizás se hubiera consumado.Pero a parte de la vida, Mora, tenía que recuperarse, volver a caminar sin muleta, volver a coger fuerza en esa pierna .
Tras dos años de lucha, frente a un destino que parecía haber sesgado la carrera del elegante torero madrileño, David volvía a vestirse de verde manzana y oro para hacer el paseillo en “Las Ventas”.
La vida, tan injusta en muchas ocasiones, le tenía reservado un regalo de nombre “Malagueño”, y de la ganadería de Alcurrucén (para mí el mejor toro de San Isidro 2016). Tras un comienzo de faena que parecía un nubarrón que nos recordaba los peores presagios por la caída en la voltereta, Mora empezó a torear de verdad, con su personalidad, dejándole siempre puesta la franela a ese Alcurrucén, abandonándose durante la faena, poniendo de acuerdo a las 24000 almas presentes en la Monumental del Espíritu Santo, y culminando la obra con una estocada que le valió la dos orejas y la salida a hombros por la puerta que da a la calle de Alcalá. La vida, a veces, es justa.
Y en este artículo de ejemplos de superación, no me quería dejar en el tintero, a Javier Castaño, que en Sevilla se vistió de luces con un terno blanco y oro, como el de un joven que va a tomar la alternativa, y dispuesto a lidiar y estoquear dos Miuras. Pero sin duda alguna el “Miura” mas difícil de su vida lo había lidiado unas semana antes. Castaño hacía el paseillo en el “Baratillo” con la cabeza rapada, y las huellas visibles a los ojos de cualquier espectador de la dura contienda que había tenido que afrontar contra el Cáncer.
La ovación cerrada que le confirió Sevilla con los tendidos puesto en pie al acabar el paseíllo será una de esas que quedarán indelebles en la memoria del buen aficionado.
Ovación que recibió igualmente en Madrid. En ambas plazas se anunció para estoquear la corrida de los que pastan en Zahariche, ganadería más que legendaria y temida por parte de los que se visten de luces por las dificultades inherentes a la lidia que presentan
dichas reses.
Precisamente Javier Castaño y Juan José Padilla son dos de los tres matadores de toros en activo que se han encerrado con seis Miuras, en la una lista de siete en toda la historia de la tauromaquia
Este artículo va por ellos, por los que no se rinden, por los que suponen un ejemplo de superación, en la tauromaquia, en la vida, en el ruedo, y en la calle.