Pasa el calendario y en el recinto de Ferias Jaén lo próximo que se programará será el Fashion Weekend, un punto de encuentro para la estética y la peluquería en Jaén.
Luego vendrá por septiembre Ibercaza, la gran cita que tenemos todos los aficionados a este deporte en la provincia y que se ha convertido en una referencia a nivel nacional en tan sólo tres años. Y tras estas ferias algunas nuevas y otras ya consolidadas como Tierra Adentro.
Pero ni antes de junio se ha celebrado Equima y todo parece indicar que por el momento no se organizará. A muchos ha pillado de sorpresa, a otros quizás no tanto.
Equima, que era la Feria del Toro y el Caballo de Jaén, era una feria complicada y compleja. Su ubicación en el calendario la colocó en marzo en su primera edición, posteriormente la pasaron a junio y en las dos últimas ediciones la hicieron coincidir con la Virgen de la Capilla.
Lo complicado de su organización viene dado por la infinidad de permisos y trabas que se requerían para llevar a efecto cuanto querían organizar. Desde montar una plaza portátil para los tentaderos a traer cuatro becerras diarias para ser tentadas cara al público. Son dos casos de los muchos que nos podemos encontrar…a nivel taurino. Sí, porque lo taurino era lo que dificultaba la realización de esta feria.
Por un lado por esas complicaciones que incesantemente iban surgiendo. Por otro por la falta de interés y cooperación “del sector”, como suele decirse. Por descontado podemos encontrar honrosas excepciones, pero a decir verdad la gente del toro nunca se decidió a involucrarse con la Feria.
En todos estos años apenas he visto a profesionales del toro y ganaderos de la provincia por allí. Palabra de honor. Pocos matadores de toros, excepcionalmente algún novillero y apenas algún banderillero. Por lo demás, nada. Y ganaderos, ya digo, exceptuando los que residen en la capital, los que traían sus reses a tentar y los que solían acudir cada año, pocos ganaderos de la provincia podían verse por allí.
Una pena que la Feria se pierda por el momento para este año, pero ya digo, no me pilla de sorpresa. Desde la primera edición no me he perdido ninguna e incluso una vez llegué a trabajar en la misma, por eso y por mucho más de primera mano conozco la Feria y cómo se gestaba la misma. Así pues, si ya de por sí la crisis lo condiciona todo y esta feria precisamente no arrojaba muchos beneficios económicos a la organización, si a eso hay que añadir como digo las miles de complicaciones que incesantemente surgían a la hora de confeccionarla y que encima la gente del toro nunca arrimase el hombro sino más bien todo lo contrario, una vez más puede decirse aquello de entre todas la mataron y ella sola se murió.
Ahora, con los datos de la temporada anterior en la mano, que vuelven a aupar nuestra provincia en lo más alto de la organización de espectáculos taurinos de toda Andalucía y sabiendo que en nuestro campo bravo pastan más de setenta ganaderías, el escaparate idóneo para mostrar todo eso se ha roto.
