Jaén Taurino

El Planeta de los Toros desde Jaén

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Vuelve Joselito

Ahora que todas las miradas andan puestas en Brasil, donde los próximos días la futbolitis del mundial nos absorberá permanentemente con lo que la selección española haga o deje de hacer dentro y fuera de los estadios, permítanme que desvíe la atención hacia Francia.

En Istres, un pequeño pueblo relativamente cerca de Marsella, reaparece el domingo “Joselito”. Torero de toreros por no decir un torerazo, para muchos de los aficionados de hoy fue uno de nuestros ídolos cuando éramos niños mientras otros tenían en un pedestal a Induráin o Butragueño. Una de las máximas figuras del toreo y sin duda, un diestro clave para entender el toreo de finales del Siglo XX.

Su historia personal, con una infancia durísima, es tremenda. Su historia taurina, grandiosa. Sucedió al “Yiyo”, recogiendo su testigo y erigiéndose en la gran figura salida de la Escuela “Marcial Lalanda” de Madrid. Alternativa precoz en La Malagueta con apenas dieciséis años, la grave cornada de un Peñajara en el San Isidro del año siguiente, casi le cuesta la vida. Después, toda la década de los noventa para marcar un tiempo en el toreo.

Una tarde marcaría su carrera: la encerrona goyesca del 2 de mayo del 96. Aquella tarde descubrí lo que un hombre vestido de luces puede llegar a hacer en solitario frente a seis toros. La televisión amplió y magnificó la grandeza de todo lo que aquello supuso pues todo el mundo pudo verlo y ahora, pasado el tiempo, la copia del dvd de esa tarde sigue pasando de unas manos a otras. Y nosotros volvemos a frotarnos los ojos ante lo que ha sido, creo yo, lo más cerca que se ha estado de la perfección en el toreo.

Diez años después de abandonar los ruedos, vuelve. ¿Por qué vuelven los toreros? Así se titulaba un libro escrito por Conchita Cintrón. Cabe preguntarse, ¿Por qué vuelve Joselito? Para apagar la puntual sensación de volver a pasar miedo y sentirse torero. Solamente eso.

El toro le ha dado todo en la vida: la fama y la riqueza. Ahora ha volcado la suya propia en criar toros como ganadero. Varios amigos hemos removido cielo y tierra para estar presentes allí al final de esta semana para ser testigos de la vuelta de aquel torero que nos marcó. Nuestro deseo, no será cumplido pues rápidamente se agotaron las entradas y tuvimos que desistir en nuestro empeño de hacer una auténtica locura, con miles de kilómetros de por medio, para volver a ver a aquel hombre que en la calle parece un rebelde sin causa, lleno de chulería madrileña y un empaque, que lo mires por donde lo mires sabes que es un torero. Y de los grandes.

Publicado hoy en el Diario Viva Jaén en la columna Navalcardo

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