Plaza de Toros de Pegalajar.
Casi lleno. Novillada en clase práctica organizada por la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén.
Un eral de Jiménez Pascuau y otro de Moragón. Dos añojos de Remonta
– Pedro Tomás: oreja
– David Olivares: oreja
– Curro Castillo: dos orejas
– Antonio Jesús Gómez: dos orejas (debutaba)
Diecinueve niños por la calle, vestidos de corto. Mejor o peor, pero de corto. En torero. Con sus capotes perfectamente doblados y echados sobre el hombro, lentamente encaminaban sus pasos a la Plaza de Toros de Pegalajar. La sonrisa dibujaba sus caras y en ninguno se apreciaba el más minimo gesto de sentirse acomplejado o avergonzado. Al contrario, desde el más grande al más pequeño, todos compartían una misma ilusión.
Una imagen que parecía sacada de otros tiempos. Un tropel de niños toreros que a las cinco y media de la tarde, iniciaron el paseíllo tras los caballos de los alguacilillos , inundando de aplausos la Plaza de Pegalajar y tras ellos cuatro compañeros mayores, vestidos de luces, cada uno con su personal historia tras de sí.
A modo de final de curso, la Escuela Taurina de Jaén brindó ayer una intensa y emotiva tarde de toros. Un festejo que una vez más fue posible llevarlo a cabo sumando no pocos esfuerzos por parte de la Escuela, llamando muchas puertas y con la colaboración de un ayuntamiento que ofreció su plaza como escenario.
En primer lugar toreó Pedro Tomás, el alumno más veterano de la Escuela, natural de Iznatoraf. Se las entendió con un eral de Jiménez Pascuau. Un torero con mucho valor, al que las ganas a veces lo desbordan, haciendo que su toreo resulte algo atropellado en ocasiones. Cortó una oreja.
David Olivares toreró un eral de Moragón. Lanceó con gusto en el capote,con la muleta, cuando se templó llegó a torear muy bien. Con la espada se atascó sucesivamente. Obtuvo igualmente una oreja.
Había curiosidad por ver torear a Curro Castillo, de Jaén. Era su segundo paseíllo y el primero que hacía vestido de luces. Toreó un añojo de Remonta, que ofreció bastantes opciones. Se distinguió de sus compañeros por ser el único en poner banderillas. Con la muleta logró muletazos muy lentos. Tuvo mayor fortuna en la suerte suprema. Cortó dos orejas.
Cerraba el cartel el debutante Antonio Jesús Gómez, natural de Pegalajar. Igualmente lo hacía ante un añojo de Remonta que desconcertó de salida por su extraño comportamiento, ya que se frenaba al llegar al capote o no consentía recibir más de dos seguidos. El debutante lo había recibido con una larga cambiada y por momentos, a pesar de sus ganas, se desesperó un poco al ver que aquello no era normal.
Tras el tercio de banderillas, la condición del animal mejoró en parte. Brindó su faena a su abuelo, Juan Jesús Gómez, quien fuera Presidente del Círculo Taurino de Jaén hasta no hace mucho. Con la muleta demostró ganas y actitud, y sobre todo querer hacer bien las cosas. Se le concedieron las dos orejas.
Una vez concluido el festejo, llegó el momento de los pequeños. Los diecienueve niños que casi dos horas antes hacían el paseíllo, salieron a torear uno tras a otro a dos añojitas de Remonta. Muchos de ellos sorprendieron por lo bien que se puede llegar a torear siendo tan corto de edad, y sobre todo demostraron la enorme afición que tienen. Esto evidencia que siguen naciendo niños con el deseo de ser toreros y significa que la Escuela de Jaén está viva, quizás más que nunca.