Cosas que pasaron.
De la corrida de rejones del otro día, la primera de abono de la feria, me han contado lo siguiente:
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Un niño, quiso entrar a la plaza con el carnet, tarjeta, entrada de abonado de su padre y no se lo permitieron. Me han contado varios que se armó una muy grande, porque al parecer le retuvieron el carnet (o tarjeta o entrada) y no querían devolvérselo. Tuvo que acudir la polícia y al parecer el portero que armó semejante pitoste no quería identificarse…Al final parece ser que el chiquillo pudo entrar a la plaza. Si ya de por sí no iba nadie a los toros, a un niño que quiere ver el espectáculo que le gusta van y le prohíben entrar a la plaza. Así se hace afición, ¡con dos cojones!
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La luz de la plaza casi casi que brillaba por su ausencia. La mitad de la mitad de los focos funcionaban.
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Sólo dos puertas de acceso al interior de la plaza estaban abiertas y eso que la plaza tiene varias puertas para acceder. Se formaron peloteras de gente para poder entrar.
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La plaza cuenta con una serie de palcos en la andanada. Dichos palcos a su vez disponen de butacas para que el espectador puede presenciar cómodamente el espectáculo. Me cuentan que las butacas estaban sucias, que en toda esa zona no había ambigú y que al término del festejo la luminosidad era tan insfuciente que al bajar por ahí cualquiera podía sufrir un descalabro.