Pasando las páginas del periódico me encuentro con la triste noticia de la desaparición de Mercedes Sosa. Al instante se me agolpan muchos recuerdos de estos úlltimos diez años.
Permitidme que deje a un lado el sentido taurino de este espacio para traer hasta él mi pequeño homenaje a la voz que durante tantas veces nos acompañó a mí y a los míos.
Hace ahora diez años cinco chavales, compañeros de clase en los Maristas, nos juntamos un recreo en el patio del colegio para formar un grupo de música. Lo peculiar y sorprendente es que ese grupo que queríamos crear y conseguimos finalmente fundar iba encaminado a interpretar música latinoamericana y más especialmente folklore andino. Y lo logramos.
Con el precedente de Tiahuanaco, un grupo de Jaén que llevaba ya 25 años sonando en los escenarios, también con el de Vientos del Sur, apenas unos años mayores que nosotros, entre los dos grupos teníamos elementos comunes y una base de la que partir.
De pronto un verano cinco chavales de 13 y 14 años empezaron a empaparse de la música de Inti-Illimani, de Illapu, Quilapayún…y flipar con esa música. También con Los Chalchaleros, Los Fronterios, Los Nocheros, y por descontado Víctor Jara y Mercedes Sosa.
Cuecas, zambas, chacareras, tonadas, sanjuanitos, huaynos, trotes…ritmos que uno intentaba ir sacando con el bombo legüero. Vicente con el charango y el cuatro venezolano. Javi con su guitarra. Bernardo con el tiple colombiano, el bajo y la caja. Antonio el «Chicha» con la quena, los sikus, la tarka, la travesera y todos los instrumentos de viento andinos que uno pueda conocer.
Cinco chavales de 13 y 14 años haciendo música andina en Jaén. Increíble. Si Jesús Quintero nos hubiera visto lo hubiera flipado.
Nos pateamos muchos colegios de la ciudad. Algunos pueblos de la provincia y también de Granada. Pisamos casi todos los escenarios importantes de la ciudad. Se nos resistió siempre el Darymelia…En Jaén «Guaren» se hizo muy popular en aquel entonces y todavía muchos nos recuerdan.
Y todo esto durante casi diez años. Javi llegó a ir a Argentina y presenciar el Festival de Cosquín. Antonio estuvo una semana en Ecuador. Yo en mi estancia italiana quise conocer la influencia de Inti-Illimani en ese país.
Anécdotas de entonces…tenemos miles. Yo por ejemplo puedo contar como previo a cada actuación, con los nervios propios de quien va a subir a un escenario, mientras mis compañeros afinaban y ponían a tono los instrumentos, en el tiempo en el que nos dió por llevar unos ponchos que compramos en la Feria de San Lucas justo la tarde en que Juan Mora recibió un cornalón (desgraciada tarde, compartiendo cartel junto a Manuel Caballero y Miguel Abellán), yo cogía el poncho y con él me ponía a torear, para mayor enfado de mis compañeros.
Fue un tiempo increíble. Al llegar a la Universidad y cada uno tener horarios distintos y muchos compromisos, la cosa se fue complicando. Luego Bernardo se fue a Madrid, Vicente después pasó por Granada, yo anduve por Italia, Javi ahora se nos ha ido a Alemania.
Miro hacia atrás y parece mentira que fuéramos capaces de siendo tan pequeños hacer algo bonito como aquello. «Todo cambia» fue una de las primeras canciones que escuchamos de la voz de Mercedes Sosa y nos pasamos un verano entero, el del año 2000 montando la canción si bien nunca llegamos a tocarla en el escenario. Como «Gracias a la vida», quizás una de sus más populares temas.
Como homenaje a ella, cuya música siempre me gustó, pero también como pequeño homenaje a «Guaren», el grupo de música que durante muchos años nos hizo feliz a mí y a mis amigos, la música de Mercedes Sosa. Canciones que cantábamos entonces y seguiremos cantando toda la vida.