Plaza de toros de Linares. Coso de Santa Margarita.
Un tercio de plaza en tarde calurosa.
Seis toros de Román Sorando, el 6º llegó a devolverse hasta en dos ocasiones por su manifiesta flojedad. Bien presentados, juego desigual.
Manuel Jesús “El Cid”(Azul marino y oro), oreja y oreja
Sebastián Castella, (Pizarra y oro) ovación y ovación
Alejandro Talavante, (Berenjena y oro) oreja y oreja
En la tertulia matinal de Cope Jaén debatíamos en torno a la decisión de programar los festejos a partir de las 19:30 de la tarde y las consecuencias que de ello se derivan. En ese sentido apuntábamos que sería preciso cruzar los dedos para desear que no se fuera a devolver ningún toro. Por la tarde, nuestro gozo en un pozo pues a falta de un sobrero llegaron a salir los dos.
Nos dieron las tantas saliendo del Coso de Santa Margarita después de haber visto salir por el portón de los sustos todo lo que había enchiquerado para la tarde. En total, ocho toros procedentes de «Navalentisco».
La ganadería jiennense subió el nivel respecto al día anterior en cuanto a la presentación y el juego, saltando al ruedo toros con mayores posibilidades, pero faltos raza. Que le digan a Castella aquello de no hay quinto malo…tras estrellarse ante un toro imposible, el quinto, que no hubo forma de banderillearlo en condiciones y a la hora de iniciar su faena, con el clásico pase cambiado por la espalda de Castella, no había forma de que el bicho se arrancáse.En la muleta no aguantaba más de dos derechazos seguidos pues al tercero se frenaba, medía al francés y en ocasiones le buscaba las zapatillas. Siguió intentándolo hasta que el toro dobló las manos y se echó sin más en mitad de la plaza repitiendo una imagen que ya se vivió hace dos temporadas en la misma plaza con Morante y un toro de Algarra. Ante semejante imagen uno recuerda aquello de “si el toro se cae, la Fiesta se derrumba”. Pues eso, mal asunto si falla la materia prima.
Si Castella se topó con lo peor, el Cid una vez más se llevó el lote de la corrida. Su primero tenía fijeza y prontitud, dejando entrever que podría dar buen juego. Estatuarios de recibo y muletazos de buen gusto. El toro se fue apagando y optó “El Cid” por pegarse un arrimón final, cosa que repitiera en el cuarto, que aunque tenía motor, también se vino a menos. Aún así, firmó importantes muletazos bajo los compases de “Cielo Andaluz”. A destacar la buena disposición de este torero toda la tarde y la gran actuación de su banderillero “Alcalareño”, quien saludó montera en mano en el cuarto tras un tercio de banderillas excelente, sobresaliendo además en la lidia con el capote al toro que inició la corrida. Bien con la espada el matador sevillano, finalmente salió a hombros tras cortar una y una.
Pero lo más importante de la tarde vino de la mano de Alejandro Talavante. El pacense, que el día anterior había presenciado la corrida (y tuvo sus más y sus menos con el delegado por su presencia en el callejón) venía a Linares con ilusión y eso se percibía desde el tendido. Sorprendió con el capote en su primero por lo inusual de recibir al toro lanceando por delantales, a lo que añadió posteriormente un quite por saltilleras, aprovechando finalmente con la muleta todas las virtudes del toro.
Con el sexto firmó la que puede haber sido la faena de la feria.Tras dos intentos fallidos por lidiar el último, por fin saltó al ruedo el toro que cerraba el capítulo de festejos de a pie en este año y Alejandro Talavante se entendió con él, se acopló y ofreció momentos de mucha intensidad por ambos pitones, con muletazos interminables aderezados con esa tauromaquia improvisada que tanto le gusta y tanto impacta. Al final, igual que sucediera en casi toda la corrida, el toro se vino a menos pero no el matador, quien se echó la muleta a la espalda para recetarle una tanda de manoletinas finales. Pinchazo y estocada, una oreja como balance final que tal hubieran podido ser dos.