Plaza de Toros de Jaén. Coso de La Alameda
Primera de abono de la Feria de San Lucas. Más de tres cuartos de entrada en tarde agradable.
Se lidiaron toros de Garcigrande (1º,2º,4º y 5º) y Domingo Hernández (3º), y un sobrero de Sancho Dávila (4º)
MORANTE DE LA PUEBLA | Caldero y oro | Oreja y dos orejas |
EMILIO DE JUSTO | Catafalco y oro | Ovación y ovación tras aviso |
JUAN ORTEGA | Verde botella y azabache | Palmas y silencio |
Minutos antes de dar comienzo la corrida de la Feria de San Lucas la cola de acceso a los tendidos de sombra de la Plaza de Toros de Jaén llegaba a la puerta del «Viruta», traspasando la Puerta del Ángel del Convento de las Bernardas. Una auténtica barbaridad que hace ver el ambientazo de toros que hubo ayer en Jaén para ver una corrida que había despertado enorme expectación.
Se anunciaba en el cartel la ganadería de Domingo Hernández pero lo cierto es que de ese hierro tan sólo se lidió uno mientras que el otro hierro de la familia, el de Garcigrande, acabó protagonizando una corrida que en líneas generales fue bastante mala merced al juego de los toros, sin olvidar su escasa y muy fea presentación, lo que hizo cabrear bastante al público. Y lo que son las cosas…al final un toro del campo bravo de Jaén, del hierro de Sancho Dávila, salvó la corrida demostrando que no hay que irse a Salamanca a por toros cuando ahora mismo sobran toros en la provincia de Jaén porque sus ganaderías no lidian por la pandemia.
La corrida que se lidió en Jaén obliga a reflexionar, ya que era mucha la expectación generada con un cartel muy potente, y después de haber conseguido remontar el vuelo de la Plaza en estos últimos tres años no se puede volver a caer en lo que hemos padecido durante la década anterior y que hizo desertar a muchos aficionados año tras año, porque la base de la fiesta de los toros es precisamente el animal que genera este espectáculo, más aún en una capital de provincia y una plaza de segunda.
En un gesto que no es habitual aquí, el público propinó una ovación a la terna, sacándola a saludar al tercio. Ello denota el ambiente a favor que traía la corrida de antemano.
Regresaba Morante de la Puebla al Coso de La Alameda, donde ha toreado de forma muy intermitente a lo largo de su carrera llegando a triunfar en algunas ocasiones, pero esta corrida sin duda se recordará como la gran faena de Morante en Jaén. Su mejor actuación aquí. Y todo ello se traduce en una actitud intachable por parte del torero, muy por encima del juego de sus toros, aunque ciertamente el sobrero de Sancho Dávila salvó la tarde con su juego, convirtiendo la lidia del cuarto en un oasis en mitad del desierto. El titular fue devuelto tras su fuertemente protestado por su escasísima presencia.
Con ese toro Morante volvió a hacer algo que lleva haciendo toda esta temporada: bordar el toreo y desatar la locura de los tendidos. Curiosamente la faena iba cogiendo forma, la Banda Municipal arrancó a tocar «La Concha Flamenca» – que por cierto se incluía por primera vez en su repertorio- y cuando la faena se iba musicando bajo los compases del pasodoble de Artola el músico que toca el bombo pegó un porrazo con la maza en en parche y la música se paró de cuajo, de forma inexplicable. Morante miró a los músicos advirtiendo que no continuasen y a partir de ahí el torero de La Puebla del Río se enrabietó, se creció y se vino arriba en una faena cargada de inspiración, armonía y profundidad. Al natural lo bordó, y dejó para el recuerdo un toreo a dos manos personalísimo que hoy día no se ve en los ruedos y que sorprendió, porque incluso a mitad de faena se plantó en los medios para torear así. Un faenón para el recuerdo.
Ya antes, en el que abría plaza tuvo un inicio de faena sacando al toro a los medios, con muletazos rodilla en tierra llenos de sabor y torería que encandilaron al público, para luego continuar toreando a placer a pesar de las condiciones del toro.
Con tres orejas en el esportón, Morante salió andando a pie por el patio de caballos, en lugar de cruzar la puerta grande que desemboca en el Parque Felipe Arche como le hubiera correspondido. Al margen de ello, la tarde y la feria de San Lucas 2021 la ha marcado él.
Emilio de Justo tuvo ante sí un toro, el segundo de la tarde, que fue de más a menos. Con el rotundo inicio por bajo con la muleta nos las prometíamos felices, pero el toro de se fue apagando. En el quinto tiró de raza y recibió al toro con una larga cambiada. Tras ello, hizo un quite con chicuelinas con el compás abierto, quedándose muy quieto. El extremeño le puso actitud, pero no precisamente el toro, que se rajó muy pronto y buscó continuamente el refugio en tablas. Llegó un momento en que se puso imposible para poder matarlo, con muy poco margen de espacio para realizar la suerte suprema y ahí Emilio de Justo hizo un esfuerzo importante.
Y Juan Ortega se topó con el peor lote de la corrida. El primero suelto constantemente y campando de aquí para allá. El sexto, muy deslucido y embistiendo a mil revoluciones. A Juan Ortega ayer prácticamente se le vio dar una verónica sublime al primero, pero eso es demasiado poco en medio de dos toros.
De entre las cuadrillas resaltar a Ángel Gómez, de la cuadrilla de Emilio de Justo, que se desmonteró en el segundo.
Foto: Sebas Piqueras