Al inicio de la novillada del pasado domingo día 9 de junio no se oyó el toque de clarines propio de la plaza de toros de Jaén. Cierto es que no había clarineros y timbaleros, pero no es menos cierto que este detalle podía haberse previsto. Fueron varios los aficionados que así lo advirtieron por ser seña de identidad del Coso de La Alameda, y por tanto se echó en falta en el que fue el primer festejo taurino del año en la ciudad de Jaén.
Cabe recordar que al igual que otras plazas de toros Jaén también cuenta con un toque de clarines propio de su plaza y en el caso de Jaén es perfectamente reconocible porque se inicia con las primeras melodías del himno de la ciudad compuesto por el inolvidable Emilio Cebrián.
Su creación se debe a su vez al músico Felipe Romero, quien fuera trompetista de la Banda Municipal de Jaén. Y ya a finales de los años cincuenta se interpretaba en la vieja plaza de toros de Jaén. Por tanto, es una seña de identidad profundamente arraigada en la tauromaquia jiennense, mantenida en el tiempo y transmitida de generación en generación hasta que a finales de los años noventa fuera suprimida debido a gustos personales, imponiendo el toque de clarines de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Un disparate que trajo como consecuencia la pérdida de nuestra forma autóctona de iniciar las tardes de toros de Jaén.
Esto se mantuvo en el tiempo y fue el Círculo Cultural Taurino de Jaén quien labró una larga gestión para tratar de recuperar el toque de clarines jaenero. En ello fue decisivo el impulso que dio a esta cuestión el recordado abogado Antonio Luis Gómez Jiménez, quien fue además presidente del Círculo. Uniendo sus dos aficiones, la música y los toros, llegó a recuperar la partitura donde se plasma el sonido con el que clarines y timbales debían anunciar el inicio de los festejos en Jaén.
Tras más de una década prolongada de injustificada ausencia, en el tercer festejo de abono de la feria de San Lucas de 2011 volvieron a sonar los sones propios del Coso de La Alameda para dar comienzo al paseíllo que reunió a la última terna que protagonizó una novillada picada en Jaén hasta el momento: Conchi Ríos, David Galván y Juan Ortega lidiando utreros de la divisa jiennense de Apolinar Soriano.
Y volviendo a lo acontecido el pasado 9 de junio en la novillada protagonizada por los alumnos de la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén frente a novillos de Herederos de Flores Albarrán, justo es reseñar el acompañamiento musical de la Sociedad Filarmónica de Jaén, agrupación que en las últimas temporadas protagoniza el papel que la música tiene en la fiesta de los toros: notificar el desarrollo de la lidia en función de las decisiones presidenciales, reglar los tiempos de la misma y lucir con su acompañamiento tanto las faenas como el paseíllo.
Curiosamente en esta novillada el paseíllo se inició bajo los compases del conocido pasodoble “Puerta Grande”. Este hecho llama la atención por inusual en Jaén.
Cierto es que Jaén, a diferencia de otras plazas de toros no mantiene de forma oficial u oficiosa una forma concreta de iniciar sus festejos, como si sucede en Sevilla con su pasodoble “Plaza de la Maestranza”, “Pamplona,feria del toro” suena en dicha ciudad, en Málaga y plazas del levante “Pan y Toros”, de la zarzuela de Barbieri o en la plaza de Vista Alegre de Bilbao el dedicado al emblemático Club Taurino “Cocherito de Bilbao”.
Dos pasodobles han sido los habituales y su interpretación era clásica a lo largo de las tres últimas décadas: ‘Churumbelerías’ y ‘La Giralda’. En el caso del primero, se trata de una de las obras más reconocidas del Maestro Emilio Cebrián, quien fuera director de la Banda Municipal de Jaén, dejando en esta ciudad una huella inolvidable que aún permanece. Por eso está considerado por muchos como el pasodoble taurino de Jaén por antonomasia aunque en origen estuviera realmente dedicado al barrio del Sacromonte de Granada.
En este año se cumplen noventa de su estreno, datado en 1934 y es uno de los pasodobles de mayor fama mundial dentro del mundo de los toros.
Pero dentro del extenso patrimonio de pasodobles taurinos netamente jiennenses de Cebrián, Sapena, Vílchez, López Gándara y otros autores, figura uno precisamente del maestro José Sapena Matarredona que bien pudiera ser el oficial para el paseíllo en Jaén. Se titula “Alameda Coso”.
El recordado aficionado Salvador Santoro, auténtico experto en esta materia de pasodobles taurinos ya abogaba por establecerlo y fijarlo para tal fin. Por algo sería.