Plaza de toros de Baeza. Coso de «El Vivero». Sábado 4 de Mayo de 2024.
V Corrida del Renacimiento. Tres cuartos de plaza en tarde agradable.
Seis toros de Carlos Núñez, bien presentados pero de juego muy desigual.
JUAN SERRANO “FINITO DE CÓRDOBA
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Sangre de toro y azabache | Bronca tras tres avisos y división de opiniones tras aviso |
JOSÉ ANTONIO “MORANTE DE LA PUEBLA”
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Catafalco y plata | Palmas y palmas |
JUAN ORTEGA | Tabaco y oro | Ovación tras petición y oreja |
La tauromaquia se defiende acudiendo a la plazas al reclamo de un cartel de toros. Y así ocurrió en Baeza, donde el toreo renace por mayo con su tradicional “Corrida del Renacimiento”. Acuden al Coso del Vivero aficionados de todos lares en busca de ese reencuentro con esta pasión singular que es la fiesta de los toros, donde cada tarde es una incertidumbre.
Esa minoría irrelevante que es el público de los toros – según creen dos ministros – se agiganta en tardes como la que se ha vivido en Baeza. Donde una vez más tres toreros y seis toros han hecho peregrinar a aficionados, recorrer kilómetros y sentarse en el tendido de esta plaza centenaria.
Y desde el tendido el público soberano y pagano (porque paga por sentarse en una piedra centenaria) abroncó a Finito de Córdoba en el primero de la tarde, que se fue vivo a los corrales tras oír los tres avisos. Fue el inicio de un festejo que se demoró más de veinte minutos sobre la hora fijada en el cartel. Y es que regalos y protocolos aparte, tras abrirse el portón de cuadrillas, los tres matadores se detuvieron en las rayas del tercio y destocándose, la impresionante Banda Sinfónica de Baeza puso en pie a la plaza de toros de Baeza bajo los compases del himno de este país en el que este espectáculo es santo y seña y al que acudimos libremente. Lo quiera un Ministro, un gobierno que nos desgobierna y quien no esté de acuerdo con esto que nos apasiona.
La bronca en el primero se tornó en palmas en su segundo, aunque recibiera algunos pitos. Lo cierto es que el veterano torero cordobés pudo resarcirse bastante en la lidia del cuarto. Juan Serrano tiró de actitud en un quite con el capote, y ya con la muleta dejó naturales soberbios y pases de pecho que eran auténticos carteles de toros, si bien el toro jugado en cuarto lugar salía desentendido al final de la tanda. Mató de una estocada al ralentí que hacía guardia, y ante eso no hubo premio. Cara y cruz por tanto para “Finito de Córdoba”, que en su paso por Baeza anduvo muy desafortunado con el primero de la suelta.
Regresaba Morante de la Puebla a Baeza para tomar parte en este festejo al que parece que le tiene cogido el aire y procura anunciarse en él si las circunstancias le cuadran. Toreó despacio, muy despacio a su primero. Un toro que embestía lento y con el que se acopló, brillando al natural. Pero el toro, desrazado, gazapón y muy venido a menos fue apagándose poco a poco en una labor fundamentalmente por el derecho musicada por “Cielo Andaluz”. Cuatro pinchazos y una estocada entera fueron el epílogo.
Por cierto, la cuadrilla de Morante resultó sobresaliente toda la tarde en el tercio de banderillas. Saludaron Joao Ferreira en el primero de su lote y Curro Javier en el segundo.
Con el quinto Morante tuvo ante sí un toro que le costaba entrar en la muleta, y cuando lo hacía, la tomaba sin ímpetu. Tuvo Morante que afanarse en intentar armar cada tanda de muletazos, y aunque compusiera la figura de forma rotunda en cada derechazo aquello no terminaba de romper merced al toro que tenía delante. Una tentativa infructuosa de lograr torear. Con la espada dos pinchazos hondos.
Juan Ortega, curiosamente, se fue a parar sus dos toros al tendido cinco. Con el capote a su primero, tras sacarlo del caballo firmó un quite por delantales y una media verónica rotunda que consiguió meter de lleno al público en una tarde que andaba algo desdibujada. Ya con la muleta fueron poco a poco llegando muletazos muy sentidos y llenos de destellos, que bajo los compases de “Suspiros de España”, en un torero como él que es capaz de ralentizar el toreo , alcanzan esa torería que justifica el por qué de nuestra afición a los toros. Y en Baeza así sucedió. Una faena medida, sin estridencias, pero hermosa. Para el palco no fue suficiente, pero el público se lo supo reconocer.
Con el último de la tarde Juan Ortega logró arrancar los olés más rotundos. Primero con su inconmensurable capote y luego – tras brindar al público- con su toreo en estado de gracia esta temporada. Lástima que no tuviera más fondo el que cerraba plaza. Ortega estuvo muy por encima y supo dotar de contenido una faena ante un toro muy parado y reservón. Con la espada, un pinchazo y media estocada para poner el punto final a una tarde en la que los toros de Carlos Núñez no dieron mucho juego. Desrazados, muy parada la corrida y distraídos varios de ellos.
Una sola oreja en una corrida de tanta expectación, muy pobre balance final.