Tras retirarse del toreo en Valencia Enrique Ponce volvió a Jaén, con motivo de la feria de San Lucas, pero esta vez lejos de pisar su ruedo para hacer el paseíllo lo hizo para protagonizar el XXII Pregón Taurino de Jaén. Una cita que hubo de ser trasladada al salón de actos de la Real Sociedad Económica de Amigos del País ante las inclemencias meteorológicas previstas ya que inicialmente el Pregón Taurino tendría el ruedo del Coso de La Alameda como escenario.
Y La Económica no sólo colgó el cartel de “No hay billetes” sino que se quedó pequeña para la ocasión, desbordándose todas las previsiones y quedando muchas personas sin poder presenciarlo, formándose largas colas en la calle Bernabé Soriano.
Una cita que sirvió un año más de apertura al ciclo taurino que ha confeccionado la empresa Tauroemoción y que no fue un Pregón Taurino convencional, sino un diálogo a modo de mano a mano entre el crítico taurino Ángel del Arco y el propio Enrique Ponce.
Durante más de dos horas Enrique Ponce se dejó literalmente el corazón ante los jiennenses, reconociéndose como un jiennense más por ser esta la tierra que lo acogió para forjarse como torero tras sus primeras actuaciones con tan sólo trece años en la provincia en becerradas en Castellar y Villacarrillo de la mano de quien ha sido su apoderado y mentor durante toda su carrera: el navero Juan Ruiz Palomares.
Enrique Ponce rememoró sus primeros pasos en el toreo de la mano de su abuelo Leandro, quien logró ver cumplido el sueño de tener nieto torero que con el tiempo se acabaría convirtiendo en uno de los más grandes de la historia del toreo. Desgranó los detalles de las tardes claves en su carrera y aquellas faenas que fueron determinantes, recordó la rivalidad con compañeros como César Rincón o José Tomás y no se dejó atrás hacer un repaso a todo lo que Jaén y su provincia ha significado en su carrera y en su vida personal, admitiendo que siente profundamente no haber podido hacer el último paseíllo de despedida en la plaza de toros de Jaén.
Precisamente recordando su ligazón con la ciudad de Jaén Enrique Ponce arrancó una emotiva ovación del público al recordar sus años colaborando con la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer de Jaén poniendo en marcha el festival taurino benéfico que logró hacer posible el edificio que constituye la sede de dicha organización y uno de cuyos laterales se dedicó precisamente a Enrique Ponce una calle en la capital.
El colofón llegó cuando Ángel del Arco hizo subir al escenario al grupo de partidarios acérrimos de Ponce que lo han seguido durante toda esta temporada de despedida por las distintas plazas de toros: sus amigos jiennenses Juan Carlos Toros, Miguel Ángel García y Manuel Albacete, quienes han portado por toda España una pancarta que se ha hecho muy popular por su mensaje “Ponce= Dios”, entregándole al diestro valenciano una réplica del mismo.
Al término, con toda la sala puesta en pie, Enrique Ponce recibió una vez más la ovación sincera y rotunda de la afición de Jaén.