Plaza de Toros de Jódar. Inauguración.
Media plaza en tarde agradable.
Toros de Torrehandilla y Torreherberos. De buen juego en general, siendo indultado el quinto.
- Miguel Abellán (blanco y azabache) ovación y oreja
- Daniel Luque (rosa palo y oro) dos orejas y dos orejas y rabo simbólico
- José Carlos Venegas (verde botella y oro) oreja y oreja
El quinto de la tarde, “Bullidor” pasará a la historia más que “Detective”. Si éste último ha sido el primer toro lidiado en la nueva plaza de toros de Jódar, el quinto será recordado por haber sido indultado justo en el día en que la plaza se inauguraba.
Una plaza cómoda, funcional y atractiva. El artquitecto Vicente Guzmán y el aparejador Diego Pastrana son los artífices de este nuevo coso multiusos que para sí ya quisieran muchos municipios de la provincia. El ayuntamiento debe sentirse orgulloso de contar con un espacio así.
Dicho esto, que hay que decirlo, lamentamos la escasa afluencia de público a este festejo inaugural, algo que sin duda desluce en gran parte lo que debe ser todo un acontecimiento. Quizás el haberse aplazado dos veces anteriormente haya podido hacer algo de año.
La corrida de Torrehandilla- Torreherberos ha sido una muy buena corrida de toros. Le ha podido faltar algo de casta y de entre los seis lidiados, destacar precisamente el primero y quinto. El primero tenía un pitón derecho extraordinario por el que Abellán se han hinchado a torear a placer, porque por ahí embestía con clase y recorrido. El fallo con la espada le privó de poder hacerse con trofeo alguno. El cuarto, toro más apagado, tenía una embestida más insulsa, aún así Abellán le puso voluntad, no se desganó y consiguió arrancarle un trofeo.
Luque ha sido el torero de la tarde. Excelso toreo de capa el suyo en ambos toros, lanceando muy despacito, haciendo lenta la impetuosa embestida cada uno de sus oponentes. Lo del quinto toro tapa cuanto hizo a su primero de igual forma que esta actuación en sí, esconde al resto de la tarde. Un gran toro, “Bullidor”, con una duración casi infinita en la muleta, derrochando nobleza y largo recorrido, aunque las cosas como son, se picó poquito y en los últimos muletazos, cuando ya la gente andaba pidiendo el indulto, amagó con rajarse hacia las tablas en varias ocasiones. Quizás pocos repararon en tal asunto, pero no es menos cierto que así fue. Indultar un toro ha pasado de ser excepción para convertirse (parece ser) en hábito, y a poco que un toro tenga buenas condiciones y sobre todo dure en la muleta el personal tarda poco en solicitar el premio, muchas veces originándose tal petición desde el mismísimo callejón. Hoy ha sido así también y una de las primeras voces venía de allí mismo. Conste en acta.
José Carlos Venegas tiró por el camino del valor para a base constancia y voluntad sobreponerse a dos toros que no le ayudaron gran cosa. Al tercero había que obligarlo, someterlo mucho, con el sexto anduvo muy valiente y se pegó en ambos casos dos arrimones de esos que no les importa pegarse. En el último además dejó buenos lances de capa. Sucesivos pinchazos con la espada condicionaron sus dos faenas.