Plaza de toros de Las Ventas. Madrid
25 de Mayo 2025. 21.000 personas en tarde agradable.
Seis toros de Fuente Ymbro. Varios de ellos pitados en el arrastre. De buena presentación y juego desigual. Destacan el quinto y sexto.
Curro Díaz.(Rosa palo y oro) Silencio y silencio
Román (Corinto y oro) Silencio tras aviso y oreja
Diego San Román (Malva y oro) Saludos desde el tercio y ovación tras aviso.
Hubo que tragarse cuatro episodios soporíferos hasta llegar a la emoción del quinto. Un toro para encumbrarse.
Román tuvo la dicha de encontrarse con ‘Comisario» para despegar una tarde en la que los toros de Fuente Ymbro naufragaban, y los toreros con ellos. Pero saltó el quinto, a contracorriente de todo lo anterior y Román lanzó su moneda al aire para que su inclusión en esta feria no pasara de puntillas.
Cinco tandas intensas vibrantes, protagonizaron el binomio de toro y torero. Siempre a más. Con un toro que tuvo la virtud de la prontitud en la arrancada y la espectacularidad de hacerlo de lejos.
Román le daba muchísimo sitio y el toro respondía al toque desde la otra punta de la plaza. La quinta tanda por la derecha fue rotunda y perfecta, y a la sexta cuando Román estaba totalmente entregado le echó mano de forma muy fea.
Tras ello Román se decidió a darlo todo y por bernardinas. Apuró los centímetros de su cuerpo a un toro que en cada embestida se arrancaba con saña.
Arañó la Puerta Grande. Un infame pinchazo contrario desvaneció el premio mayor que quedó en una oreja de ley. Tras dejar una media estocada, la plaza se plagó de pañuelos blancos. Pero no asomó el pañuelo azul que faltó en el palco para rendir honores al toro ‘Comisario’.
Y tras él, el cierraplaza. Otro toro para venir a Madrid a hacer resonar un nombre como en este caso el de Diego San Román. Torero mexicano de Querétaro. Que empezó la tarde confirmando la alternativa con un toro insulso y la acabó exponiendo su valor y su verdad ante el exigente sexto.
Un toro tan astifino como lo fue toda la corrida y que le ponía los pitones constantemente en todo lo alto al pecho del torero.
Tenía el toro una embestida exprés que no permitía un descuido. San Román le aguantó las miraditas que de vez en cuando le soltaba y demostró que tiene valor para apuntarse a una guerra. El vibrante final dejó casi el olvido una tarde que transcurrió bastante tediosa hasta entonces. Infumable el lote de Curro Díaz. Geniudos y bruscos ambos. El primero perdiendo las manos o pegando tarascadas, convertía en intermitente su faena y el segundo, distraído, sincero y echando la cara arriba siempre. Tónica habitual de una corrida que tuvo desarmes constantes.
Silenciado Curro Díaz a su paso por Madrid en este San Isidro. Una tarde que solo le ha servido al torero de Linares para ampliar sus estadísticas en esta plaza.
Foto: Plaza Uno