Por José Luis Marín Weil
Permítanme ustedes que tirando de raza no me contenga y me vaya a los medios para replicar en un quite a lo expuesto días atrás en estas mismas páginas por Juan Arévalo bajo el título “Degenerando, degenerando”, rememorando el famoso gerundio doblemente afirmativo de aquel banderillero que fue en la cuadrilla de Juan Belmonte y acabó de Gobernador Civil.
La historia es de sobra conocida, y Arévalo la rescató a colación del desembarco taurino en la política que se está produciendo y que deja perplejo a cualquiera. No es para menos. Pero no es la única, ni la presencia de los toreros en política activa es cosa actual y a ello vengo a referirme porque desde Don Luis Mazzantini que fue Gobernador de Ávila y Guadalajara hasta hoy, las páginas del “Cossío” están salpicadas de biografías de aquellos que con mayor o menor suerte vistieron de luces y tuvieron su paso por la política en algún momento de su vida.
Algunos se llevarán la mano a la cabeza ahora ante la posibilidad de ver a partir del domingo ocupando un escaño a Serafín Marín, Pablo Ciprés, Salvador Vega o Miguel Abellán, con quien compartí un rato el pasado lunes en una reunión que mantuvo con la Federación Taurina de Jaén. Seguramente desconocen que también tienen opciones de estar en la política local Vicente Barrera o el novillero vitoriano Daniel Ollora. Y doy por hecho que ni se imaginan que José Luis Moreno, aquel cordobés que pegó un zambombazo en la Feria de San Lucas del 98 hoy día es concejal del ayuntamiento de Córdoba por el PP, ni que también hay algún concejal socialista que es banderillero, como es el caso del onubense Raúl Corralejo.
También ha habido alcaldes que han sido toreros, o viceversa. Legendaria es la historia de Melchor Rodríguez, recordado como “El Ángel Rojo” que tras su paso por la CNT acabó siendo alcalde republicano de Madrid después de en su juventud haber llegado a torear en La Maestranza. Desconocido resulta saber que Julio Robles fue alcalde de un pueblito castellano por UCD. Y muy curiosa la historia de Paco Herrera, el único matador de toros nacido en Ceuta, que fue alcalde de Casares por el desaparecido G.I.L ¡Toma ya!
Pero de entre todos los nombres del toro quiero destacar a Don Álvaro Domecq. Rejoneador, ganadero, escritor. Todo eso, sí. Pero también alcalde de Jerez de la Frontera, presidente de la Diputación de Cádiz y Procurador en las Cortes cuando ni teníamos Constitución.
Así que tomen nota de aquí en adelante y vean que esto no es nuevo. Así lo refleja “El Cossío” y así será en la Wikipedia. Y para aquel que quiera ahondar un poco más en la materia, sigue siendo referencia leer el ensayo casi centenario de Ramón Pérez de Ayala “Política y Toros”. A ello dedicaré la jornada de reflexión.
Publicado hoy en el Diario Viva Jaén