Jaén Taurino

El Planeta de los Toros desde Jaén

Crónicas

Cuando triunfa la ilusión

Plaza de toros de Andújar. Corrida de toros de feria.
Media plaza en tarde calurosa.
Seis toros de Antonio Bañuelos de juego desigual.
ALEJANDRO TALAVANTE Catafalco y plata Oreja y dos orejas
EMILIO DE JUSTO Caldero y oro Dos orejas y oreja
MARCO PÉREZ Malva y oro Dos orejas y rabo tras aviso y palmas
Saludó en banderillas Rafael González en el tercero de la tarde. Tras el paseíllo se inició el himno nacional. La banda de música “Maestro Amador” fue la encargada de interpretar los pasodobles.
“Que la vida es triste/si no la vivimos/con una ilusión” canta el estribillo de la zamba argentina “Sapo cancionero”. Aquella que popularizaron el grupo Los Chalchaleros para convertirla en una de esas canciones que se convierten en himnos eternos.
Quizás por haber participado en Anducab, un gaucho argentino estaba sentado en el tendido de la plaza de toros de Andújar vestido igual que si fuera un componente del célebre grupo folclórico de su país. Con sus botas altas engrasadas, pañuelo al cuello, cinturón de piel de vacuno, sombrero de ala ancha y el poncho rojo. Su presencia, resultaba exótica ante los ojos del resto del público. Pero no debe extrañar si a fin de cuentas se trata de una figura que se desempeña entre caballos y reses, entre las llanuras, en un modelo de ganadería con algunas similitudes y muchísimas diferencias respecto a la ganadería brava, que precisamente es en la bravura donde reside esa gran diferencia.
Y seguramente esa sería la ilusión que llevaría a aquel hombre a sentarse en el tendido de la plaza de Andújar. La misma que la del resto de aficionados que acuden al reclamo de un cartel de toros para ver torear y disfrutar de la pasión por la tauromaquia, que si te engancha porque te llega al alma será porque aquello que se está viendo emociona como pocas cosas existen en esta vida.
Una emoción que va intrínseca en el propio nombre de la empresa que acaba de debutar en Andújar: Tauroemoción. La nueva gestora del coso iliturgitano suma una nueva plaza en la provincia de Jaén y expande su presencia en nuestro territorio. Lo hace al frente de una plaza centenaria, señera, amplísima y en la que se han hecho las cosas muy mal y muy bien en varias fases de los últimos años por igual. Una plaza sujeta a continuos vaivenes donde el público castiga o respalda a lo que allí se ofrece según cómo se hagan las cosas y que exige mucho trabajo para que el resultado llegue.
En su debut Tauroemoción trajo hasta aquí seis toros de Bañuelos y eso de por sí es un reclamo para los aficionados por ser una divisa prácticamente desconocida en los ruedos de esta provincia. Una ganadería consolidada en la cabaña brava, estandarte de la tauromaquia burgalesa por ser de aquella tierra su procedencia y ello le lleva a ser conocida popularmente como los “Toros del frío”. Esto último generó hasta un poquito de guasa, por traer los toros que así conocen a la plaza del lugar donde uno más se puede achicharrar de toda la provincia de Jaén como es Andújar.
Los toros burgaleses ofrecieron un juego muy desigual, destacando en negativo los lidiados en quinto y último lugar totalmente rajados y refugiados en tablas. El último directamente no tenía un pase. Aún así la terna le dio fiesta a casi toda la corrida por la nobleza y calidad en la embestida de algunos de los ejemplares.
Encabezaba la terna Talavante, que hacía mucho que no toreaba en esta plaza. Aseado durante la lidia del primero,con mucho oficio en su segundo, en una faena que inició y concluyó de igual forma: con unos doblones por bajo que exigieron mucho a un toro que fue de más a menos. Más enrabietado en este toro al que hizo la faena en los medios casi en su totalidad y al que toreó a placer.
Gustó mucho Emilio de Justo, que debutaba en Andújar. Hilvanó tandas con la muleta poderosas que calaron en los tendidos. Además hubo momentos en que Emilio de Justo aplicó el temple a su toreo y aquello cobró una mayor intensidad al permitirle la ligazón constante. Importante actuación de Emilio de Justo en este toro, de gran calidad. El quinto manseó, embestía gazapeando  y sin fuerzas, esto último hizo que Emilio de Justo lo pudiera torear a cámara lenta cuando el toro se lo permitía porque a pesar de su denotada mansedumbre Emilio de Justo le consiguió sacar una faena meritoria que acabó muy cerrada en tablas. Un toro desentendido y al que costó cuadrarlo porque se despistaba con las luces de los teléfonos móviles de los tendidos, algo a destacar en negativo. Tras un metisaca, cobró una estocada entera pero defectuosa y el toro ya de últimas anduvo pegando coces a diestro y siniestro cuando Emilio de Justo trató de descabellarlo.
Y cerraba el cartel Marco Pérez, que se presentaba como matador de toros en la provincia de Jaén en la misma plaza donde lo hiciera como novillero con picadores un año antes. Desde entonces hasta ahora, además de pegar un estirón que deja atrás al niño torero que impactó en esa misma plaza aquel 28 de febrero de 2024, su nombre ya figura en carteles de postín y despierta expectativas, esperanzas e ilusión por regenerar el escalafón de los matadores de toros.
Se estiró a la verónica con un toro que tenía movilidad a raudales y con el que Marco Pérez acabaría formando un alboroto en una faena que pecó de extensa por su larga duración. Pero claro, entre medias a Marco Pérez le dio tiempo a hacer casi de todo para terminar con unos circulares invertidos y un arrimón que hicieron levantar al público de sus asientos. La entrega del salmantino fue absoluta de principio a fin y Andújar se lo supo reconocer.
Por el contrario, un auténtico suplicio el que cerraba plaza. Un manso de carreta que no valía un duro y  se refugió en tablas y con el que Marco Pérez anduvo con mucha voluntad y disposición para intentar sacar de donde no había. Para entonces la noche ya estaba muy avanzada y el público impaciente deseando de irse a la feria.
Una vez más toca afear la conducta de varios profesionales, miembros de cuadrillas, haciendo gestos ostensibles al palco presidencial para la concesión de trofeos y reprochar la bochornosa imagen del tiro de mulillas completamente inmóvil sin avanzar a una distancia considerable del toro para forzar la concesión de trofeos, prolongando innecesariamente la duración del festejo.
Al final la terna por la puerta grande en una imagen triunfal que es la que todos buscamos cuando acudimos con ilusión a una tarde de toros y el éxito artístico se alcanza. Y en Andújar bajo los sones del himno de la Virgen de la Cabeza
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