Salvador Santoro
En la revista ilustrada Oro y Azul, impresa en Tipografía “La Cervantina”, en sus talleres linarenses de las calles Peral, 24 y Nueva, 33; de fecha 9 de junio de 1904 y en la sección “Ecos locales y generales”, aparece una curiosísima crónica – firmada con el seudónimo de “Puyazos” – de la corrida (así la denomina, a pesar de lidiarse novillos-toros picados), celebrada en el coso de Santa Margarita, de Linares, el día del Corpus Christi de ese año. El revistero – con castiza e ingeniosa pluma – simula una conversación telefónica, a través de central, con su amigo D. Paco, que no pudo asistir, para darle cuenta y razón de lo acontecido en el festejo. Significar que – como es norma en mí – lo trascrito en cursiva es copia literal, manteniendo la ortografía del texto original.
A su requerimiento, el periodista, tilda la corrida “de buten”, asegurando que el Tremendo, ha “resucitao” (al parecer andaba el pobre alicaído y a la desesperada) pues en su opinión terminante: “… esta tarde era la que decidia su destino; ó un toro lo mataba ó se quedaba… tan fresco […] aunque cobardón y tardo ha cumplido […] estuvo regular.” El crítico, no especifica la ganadería sólo informa que: “… los de la viuda imponian respeto. Cuatro toritos de primera [del encierro de ocho], con mas poder que Maura y mas coraje que Villaverde… (sic) y en tono jocoso y exagerado, comenta: “trayéndose unas herramientas [pitones] que para un cacheo por la benemérita… ná, que seguimos armaos toa la vida.”
De buen “ganao” lo califica, sobresaliendo el que abría plaza “con quien tuvo que habérselas nuestro paisano. ¡Si lo hubiera usted visto cambiar de color, en cuantico le echó la vista encima! […] le costó mas duquitas deshacerse de él…”.
Ponderaba, en cambio, a dos de los coletas actuantes, también linarenses: “Los que han estado de primera han sido Ramitos y Alcántara, dos buenos muchachos, trabajadores y con quinqué [garbosa expresión].”. A la pregunta de ¿Y Corchaito, que tal?, la contundente respuesta no se hace esperar: “El disloque, don Paco. Muy salao que es el nene…” y continúa el redactor: “Si lo hubiera usted visto pasando su segundo, le dá un abrazo.”. El cronista, remata entre exclamaciones: “¡Qué pases con mas salero! De pecho, cambiados, en redondo, de molinete…. y …. la mar… Pinchando, desgraciado.”
Como apostilla, también, escribe: “Las cuadrillas, trabajadoras. Los picadores, flojos. Caballos [muertos], diez.”. Y se despide de su imaginario amiguete: “Conque hasta otra…”.
Como nota bene del que suscribe, añadir que José Martínez “Tremendo”, fue matador de novillos, nacido en Linares en 1870, que toreó con asiduidad en Madrid y, si bien torpe, era en extremo valiente. Por su parte, Antonio Torres Pérez “Ramitos”, nace en Lupión (1880), pero se afinca en nuestro pueblo. Novillero y luego banderillero, le unía gran amistad con el patriarca de la dinastía Bienvenida, Manuel Mejías Rapela “El Papa Negro”, como lo motejó el hiperbólico e influyente revistero taurino, José de la Loma “Don Modesto”. El otro convecino, era Amalio Alcántara “Confitero”, alias de su primer oficio. No sin indagaciones, la identidad real del apodado “Corchaíto” – que podía pertenecer a la afamada saga de toreros cordobeses – la ignoro en suma.
