Hoy comienzan las Fiestas de la Virgen de la Capilla, la Patrona de Jaén. Viene a ser la feria menor de Jaén, concentrada en el Barrio de San Ildefonso donde la imagen tiene su casa.
A lo largo del tiempo con motivo de esta festividad se han dado toros sólo que en los últimos quince años de forma muy intermitente. Este año sí, el siguiente no, al siguiente tampoco, después sí, este año no. Un choteo.
El fin de semana no tendremos toros. Por junio no habrá toros en Jaén. No habrá desde luego para celebrar la festividad de la Patrona porque información de primerísima mano me llega diciendo que tendremos una sin caballos de las que televisa Canal Sur quizás la semana que viene. Estaremos pendientes.
El caso es que no tener toros en estos días aquí es algo que no nos sorprende viendo los resultados de los dos festejos que en su paso por aquí montó Serolo entrando a compararlos con lo que dijo Reverte el día que presentó la corrida que nunca llegó a darse: ”vengo a dar los mínimos toros posibles”. Curioso cuanto menos.
Posteriormente en conversaciones personales con él el día del festival del cáncer me comentaba que su intención es hacer las cosas despacio, sin prisas, correctas y bien. Cosa que yo entiendo.
El caso es que nos quedamos sin toros por junio. De igual forma que nos hemos quedado sin el concurso de saltos en el club hípico y sin tantas otras cosas que han hecho que esta feria haya menguado.
Si me pongo a recordar me pongo nostálgico. A la memoria se me viene aquella feria que Dorado montó con cuatro novilladas sin caballos intercalando entre medias una corrida que fue precisamente la última que toreó Rafael de Paula en Jaén y una de rejones con cuatro mujeres. Un cartel de moda por entonces.
Por aquel entonces Eduardo Ortega andaba sin caballos y con cierto ambiente en la ciudad, tanto es así que de un total de veinticuatro novilleros fue el único que hizo doblete y la primera de sus dos novilladas, una nocturna, cuando iban por el cuarto novillo coincidió con el comienzo de la Muestra de Música Latinoamericana en el Auditorio (otra cosa que se han cargado y bien que me duele) compartiendo Tiahuanaco cartel con María Dolores Pradera y Carlos Cano. Fue comenzar a sonar los sikus, las quenas y el charango en el Auditorio de La Alameda y nos quedamos a oscuras en la plaza de toros. Se fue la luz y el novillero como en los tiempos de Belmonte toreó bajo la luna. Por cierto, víctima de aquel apagón fue Curro Javier, hoy día en la cuadrilla de Manzanares hijo.
Cosas de esas que pasan en este Jaén que justo un año después vio como Álvaro Montes encabezaba cuatro tardes seguidas los carteles de las novilladas sin caballos. Así debutó en Jaén y cosechó un éxito rotundo. El segundo día “El Sombrerero” y Javier González se presentaban en público como becerristas y alumnos de la recién creada Escuela Taurina. Manolo “El Sombrerero” al entrar a matar con el estoque se pegó un tajo en el brazo y se cortó los tendones. No se me olvidará aquello. A ti tampoco, ¿verdad Arturo? Nos conocimos un día antes y al día siguiente fuimos juntos a ver la becerrada.
Yo tenía catorce años, tú quince. Hoy en algunos sitios a esa edad no dejan ir a los niños a los toros pero fíjate, gracias a una becerrada a la que fuimos cada uno solos, por nuestro lado, acabamos juntándonos y desde entonces hasta hoy.
Pienso, seguramente tú también, que dar toros por junio en Jaén, haciendo las cosas bien, servía entonces y podría servir ahora para hacer afición.