Tonterías, barbaridades, sandeces, estupideces…folletás, al fin y al cabo. En torno al mundo de los toros en el Parlamento Catalán (no me sale de ahí mismo quitarle la última letra) esta semana se han dicho muchas cosas que nacen y acaban en el desconocimiento y lo absurdo.

  En el desconocimiento porque algunos no sabían de lo que hablaban. En lo absurdo por las comparaciones tan faltas de sentido y a la vez intolerables a cargo de la escritora Freire y del filósofo que no paró de decir folletás, que es como aquí en Jaén se dice de aquello que uno suelta sin pararse a pensar en la barbaridad que está diciendo, sin sentido, a lo bestia y que lo hace situarse a la altura de lo bajuno.

  Si yo fuera profesional del toro(torero, novillero, banderillero, picador) lo llevaba a la corraleta de una plaza de tientas y lo dejaba ahí solito con una punta de reses hasta que por su boca no salieran unas disculpas a tanto insulto gratuíto.