Cuando se tiene menos luces que una patera
Ayer tarde en la cata de Derecho muchos de mis amigos me preguntaron por lo que yo opinaba de lo que la señora esta había dicho.Yo no tenía ni idea de lo que me estaban diciendo por la sencilla razón de que ayer al mediodía no comí en casa pues me dí un buen homenaje de paella en el comedor de la universidad para compensar el haber aprobado el examen de ayer, por lo que ni ví la televisión,ni escuché a Jiménez Losantos y Carlos Herrera como casi todos los días ni tampoco me conecté a internet hasta que aterrizé por casa.
Me contaban una historia muy rara de que una mujer,política para variar,ministra por lo visto, había propuesto y había dado a conocer a la opinión pública que se traía en mente que de aquí en adelante los toros en España podrían celebrarse a la portuguesa,es decir copiar el modelo de una tradición taurina que desde hace mucho tiempo atrás busca enloquecidamente adoptar el sistema español de dar muerte en la Plaza y no en los corrales.
Rápidamente pensé en que semejante chominá sólo podía venir de la Ministra de Medio Ambiente,si,esa misma que el año pasado vino a decir que debería castigarse la muerte del toro tipificándola como un delito de maltrato animal,siguiendo así a lo que ya ella ha establecido para los animales domésticos,y que yo sepa, de doméstico un toro tiene poco y no conozco nadie que tenga un becerro en casa.
Una vez que ya me corroboraron que dicha Ministra era la protagonista,sólo me dio tiempo a pensar en que esa mujer sigue siendo esclava de la hipocresía, lo absurdo y la sinrazón.Pienso esto porque esa mujer sin ir más lejos es hija de uno de los periodistas y escritores taurinos más grandes que ha dado nuestro país: Francisco Narbona.
Un sevillano que escribió en «El Ruedo»,fue corresponsal de RTVE en Roma y tuvo el gesto de publicar importantes trabajos biográficos sobre destacados espadas del pasado: Rafael «El Gallo»,Ignacio Sánchez Mejías y muy especialmente un libro sobre Manuel Rodríguez «Manolete» cuya portada ahí la tenéis.
A ese libro debo yo,junto a unos pocos más, mi afición por la lectura taurina.Al poco de aprender mis primeras letras en el colegio y lograr encadenar unas con otras hasta conseguir leer en condiciones, quise ir más allá de lo que ponía en el «Aplausos», y así fue como con siete años descubrí la figura de «Manolete» con ese magistral libro de en torno a unas cuatrocientas páginas.Pienso que ese libro fue muy decisivo en que yo a mis siete años me quedase enganchado por este mundo tan fabuloso del toro.
Sinceramente le recomiendo a todo el mundo que tenga a bien leer ese libro y más ahora que se va a llevar al cine la figura del coloso cordobés al tiempo que se cumplen ya sesenta años de la tarde de Linares.
A decir verdad prefiero hablar de Francisco Narbona,como escritor y periodista taurino en vez de dedicarle más tiempo a la hija suya,que en vez de dedicarse a prevenir que anualmente Galicia salga ardiendo,o tratar de juntarse con la gente de su partido para ver que solución se le puede dar al problema de la inmigración en este país nuestro que quieren muchos desquebrajar, va y no tiene mejor cosa que decir que hay que suprimir la suerte suprema en el desarrollo de la lidia.Sería como jugar al fútbol sin porterías.
Esta mujer, con sus declaraciones, ha demostrado tener menos luces que una patera.