Situarse frente a él, aunque sea tras el cristal de una vitrina, estremece.
El rosa palo desgastado sobre el que perdura un halo misterioso, jalonado por el brillo apagado de un bordado dorado, ante nuestros ojos resulta electrizante. Sí, como si irradiara una fuerza especial que te conecta con aquel fatídico 28 de agosto de 1947.
En el museo de Las Ventas se conserva el último traje de Manolete. Ese rosa palo y oro enfundado en Linares. La reliquia que se venera porque con ella el hombre se convirtió en mito. Para algunos supone además una conexión con nuestro propio pasado porque alguien de nuestra familia estuvo aquella tarde en el tendido de Linares y vimos brotar lágrimas en su rostro, cuando su voz temblorosa nos confesaba: yo vi morir a Manolete en Linares.
Y en Linares a Manolete se le rinde culto de forma permanente desde hace casi ocho décadas. En los jardines de Santa Margarita, en su ruedo bajo un electrizante silencio la tarde del 28 de agosto, en el hospital de los Marqueses, en la Taberna Lagartijo y en la memoria colectiva de todo un pueblo.
Así lo ha entendido también el Linares Deportivo al lanzar una tercera equipación de inspiración “manoletista”, porque sabe que entre el amplio catálogo identitario con el que Linares se siente muy orgulloso figura la tauromaquia.
Para algunos una extravagancia, para otros una genialidad y para otros algo que le quema los ojos porque no les gusta.
Sin complejos, han encontrado en una parte fundamental del ADN linarense una seña de identidad de la que hacer gala. Y sin duda han acertado porque nadie se esperaba que la camiseta rosa palo y oro trascendiera como lo ha hecho, disparando las ventas más allá de lo imaginable.
Pero no sólo eso. Esta camiseta viene a convertirse, de forma natural, en un símbolo más que dará sentido a la razón de ser con que ha nacido. Y así ocurrió el pasado 28 de agosto cuando bajo los compases del pasodoble “Manolete” firmaba con una importante faena el epílogo de su pregón de feria Curro Díaz.
Hijo predilecto de Linares, el día de San Agustín rendía tributo a Manolete vestido de rosa palo y oro.
Y en los tendidos, por primera vez se dejaban ver la tarde del 28 de agosto aficionados con la camiseta rosa palo y oro del Linares Deportivo, dando sentido a la fecha, a su historia y a su propia identidad. La historia que perpetúa el recuerdo de Manolete en Linares desde hace casi ochenta años.
Por José Luis Marín Weil
Publicado en el periódico Jaén Hoy (5/9/25)