Plaza de toros de Linares. Coso de Santa Margarita
Casi tres cuartos de plaza en tarde agradable.
Seis toros de Juan Pedro Domecq. De escasa presentación algunos de ellos, nobles en su conjunto, sobresaliendo los jugados en primer y sexto lugar.
DAVID DE MIRANDA | (Catafalco y oro) | Dos orejas y dos orejas y rabo |
PABLO AGUADO | (Corinto y oro) | Ovación con saludos y palmas |
MANUEL ROMÁN | (Grana y oro) | Vuelta al ruedo y ovación tras aviso |
El nombre que no figuraba anunciado en el cartel de la feria de San Agustín fue el que más sonaba cuando concluyó la misma, tras salir por la puerta grande del coso de Santa Margarita en una corrida en la que entró para sustituir a Morante de la Puebla.
David de Miranda hizo retumbar la plaza con su toreo y ponerla en pie con su verdad. El torero de Huelva no sólo aprovechó la oportunidad de la sustitución de un torero mayestático, sino que por derecho propio se ganó estar el próximo año anunciado en Linares.
Desde el primer lance a la verónica nada más abrirse de capa David de Miranda atrapó al público al inicio de la tarde. Un quite con el capote a la espalda, con las zapatillas totalmente atornilladas en el centro del ruedo sin mover apenas un centímetro de su cuerpo para que el toro pasase como un exprés rozando el bordado de la taleguilla fueron el preámbulo a una faena ante un toro de nobleza infinita de Juan Pedro Domecq que permitió a David de Miranda torear con mucho temple y suavidad, ligando los muletazos imponiendo su vertical toreo desde que iniciara toreando por estatuarios, quietísimo el toreo.
Cuando al toro le dio por ir apagándose en su ánimo David de Miranda se pegó un arrimón de los que asustan, aguantando durante largos segundos que el toro se le parase a mitad del viaje del muletazo bajo el clamor de un público que estaba entendiendo que aquello no lo hace cualquiera. Terminó con unas manoletinas ajustadísimas, porque las suyas no tuvieron parangón con las que se suelen ver en esta plaza cuando muchos toreros simbólicamente homenajean a Manolete toreando así. No, lo suyo fue otra historia por cómo se ceñía al toro en cada muletazo y lo cerquísima que se lo pasaba. Para rematar todo, cobró una estocada entera.
David de Miranda cayó de pie en su presentación en Linares. Viene sumando motivos en cada comparecencia para que su toreo salga de ese desprecio al que el sistema taurino lo tiene sometido. En la plaza de Linares puso a todos de acuerdo, dos orejones de justicia le fueron concedidas en el abreplaza y en el clamor de la vuelta al ruedo brotó orgullosa en los bajos del tendido 3 una bandera que portada por unos poquitos paisanos suyos que nos recordaba la letra de la célebre sevillana de Los Marismeños: “Blanca y azul/ es la bandera de Huelva”.
La emoción de su toreo, con la verdad con que toreó en Linares hará que sume legiones de seguidores. En su segundo tiró la moneda al aire para terminar de abrochar lo que podía ser una tarde redonda para él y lo acabó siendo. Inicio de rodillas toreando a dos manos, llevando poco a poco a los medios a su toreo con mucho ritmo y ganando siempre la acción como si fuera fácil aquello cuando realmente era algo dificilísimo. Y lo hizo con una suavidad innata para torear, nada brusco en cada uno de los toques y los muletazos. A partir de ahí llegaría una faena de alto voltaje, no sólo por cómo toreó sino sobre todo por el valor que desplegó y desparramó sobre el ruedo de Linares, con unas bernardinas – de nuevo ajustadísimas- que hicieron saltar como un resorte a los espectadores poniendo de nuevo a los tendidos en pie gritando con fuerza ¡Torero!¡Torero! antes incluso de tomar la espada para ejecutar la suerte suprema. Fue premiado con los máximos trofeos y la suya fue en su conjunto una de las actuaciones más importantes que se han vivido en Linares y de la que se hablará por siempre.
Y si impactante fue lo de David de Miranda muy importante fue lo de Pablo Aguado. Al igual que le sucediera un año atrás, firmó una actuación brillante que no se rubricó con la espada. El resultado artístico sin trofeos empequeñece una vez más lo que hizo Pablo Aguado, pero quien lo vivió no lo olvidará, porque el toreo que en Linares desplegó Aguado fue de una excelencia y belleza para los sentidos. Para degustarlo y comprender que así, con ese buen gusto y naturalidad, es muy difícil manejar los trastos y llevar a los toros toreados con un compás que se tiene o no se tiene. Una pena que ambos toros adolecieran de una mayor transmisión para terminar de redondear las dos faenas.
Cerraba terna Manuel Román. Su presencia en esta feria fue toda una sorpresa que acabó resultando controvertida y cuestionada por sus méritos para ocupar ese lugar de privilegio en una plaza donde la afición demanda la presencia de dos toreros locales a quienes se quiere ver ahí en este ruedo donde precisamente Manuel Román debutó con picadores. En el patio de caballos parecía que era el mismo torero que entonces, pues su edad y su fisonomía apenas en cambiado. Pero la realidad es que su estatus profesional ya es otro y vino a Linares para partir plaza desmonterado como matador de toros.
Tenía por delante mucha responsabilidad. Apenas sumaba con éste su tercer paseíllo como matador de toros y se echó en falta un mayor rodaje para venir a Linares a una feria tan importante. Las condiciones las sigue teniendo, pero ante el cinqueño la exigencia es mucho mayor. No terminó de ajustarse con su primero, al que además mató con una estocada baja. Mejor sensación ofreció con el último de feria, un toro con muchas posibilidades para hacer el toreo y con el que Román ganó crédito ante la afición, pero pecó de alargar en exceso la faena y aquello acabó diluyéndose hasta oír un recado presidencial en forma de aviso. Después lo acabaría pinchando.
Al término David de Miranda acabaría a hombros por la puerta grande tras un triunfo apoteósico e incuestionable y por el contrario, en la puerta del patio de cuadrillas aficionados partidarios de Manuel Román acabarían increpando al presidente Juan Pradas a la salida por no conceder un trofeo inmersos en un fanatismo que no beneficia a la imagen de la fiesta de los toros.