A lo largo de nuestra vida dejamos atrás pueblos, ciudades, países por los que sabemos que no volveremos a pasar jamás.
A veces nos queda la tentación de retroceder y con detenimiento recorrer parte de estos sitios para poder conocerlos aunque sea mínimamente.
En ocasiones, nos queda pendiente regresar de nuevo a un sitio concreto donde ya estuvimos una vez.
Yo hace diecinueve años estuve en Segura de la Sierra y hasta ayer no había vuelto por allí. He vuelto a este rincón de la provincia de Jaén para volver a hacer lo mismo que hice cuando allí estuve de pequeño: ver toros. Presenciar uno de sus tradicionales festivales taurinos.
En 1990 mi padre nos embarcó rumbo a este rincón para ver uno de los festivales. La razón por la que fuímos hasta allí no fue otra, pienso, que la de ver hacer el paseíllo a Antonio Palomo, amigo de la familia que ha participado en muchísimos festivales como aficionado práctico.
No sé, porque realmente no lo sé, si aquel fue su último paseíllo. Quizás lo fuera.
Tener la cinta en vhs de aquel día me ha permitido en todos estos años recordar esa tarde de toros en la que él toreó junto a Joselito Rus, por entonces novillero sin picadores de Jaén y en la actualidad banderillero de la cuadrilla de Cayetano. También Manuel Cruz «Morenito de Jaén», cuando todavía era matador de toros. Ese día al pretender poner un par al quiebro el novillo lo prendió, y le pegó un tabacazo que me dejó impresionado por la cantidad de sangre que comenzó a manar de su pierna. Él era el padre de mi compañero de banca en la clase, Paquito Cruz, y aquello me marcó mucho para el resto del curso aquel año. Recuerdo aún el sonido estridente de la sirena de la ambulancia a toda prisa abriéndose camino…
El cuarteto lo completaba Juan Antonio Esplá y precisamente en Segura de la Sierra he tenido la oportunidad de ver a su hermano, el Maestro Luis Francisco Esplá junto a su hijo Alejandro Esplá, compartiendo cartel entre medias con el matador de toros de Cortijos Nuevos Alberto Lamelas.
De ayer para hoy, como se suele decir, surgió la posibilidad de partir hacia Segura de la Sierra. Un embarque más que me pego con mi amigo Arturo, sólo que esta vez acompañado por sus padres o acompañando a sus padres.
Ellos veraneaban por Benidorm hace una pila de tiempo y en aquellos años tuvieron ocasión de conocer al Maestro y su familia, trabando amistad con ellos. De ahí que mi amigo sea un partidario acérrimo del Maestro de Alicante, habiéndolo seguido este año en La Maestranza, La Malagueta y la ya histórica tarde de Las Ventas.
Ellos veraneaban por Benidorm hace una pila de tiempo y en aquellos años tuvieron ocasión de conocer al Maestro y su familia, trabando amistad con ellos. De ahí que mi amigo sea un partidario acérrimo del Maestro de Alicante, habiéndolo seguido este año en La Maestranza, La Malagueta y la ya histórica tarde de Las Ventas.
Segura de la Sierra dista mucho de Jaén capital. Si a eso le sumas salir de la ciudad con la hora pegada al cuerpo…al final llegamos al pueblo cuando el primero ya había sido arrastrado. Lástima.
Apenas pudimos presenciar la mitad del segundo y el tercero completo. Uno para cada uno, tres reses nada más.
Precisamente por eso no puedo hacer una crónica del festejo atendiendo al resultado. Si acaso, apuntar que los tres cortaron dos orejas cada uno y que el ganado pertenecía a los Hermanos Collado Ruíz.
La particularidad, lo característico y lo genuino de esta plaza y de estos festivales es que son de carácter grautito y que tienen lugar en un recinto peculiar.
La plaza no es circular, sino rectangular. Es de piedra, no cuenta con callejón, apenas tiene tendido y se ubica a los pies de una fortaleza en cuyo cerro toma asiento el público que no consigue hacerlo sobre la tapia de la plaza y las poquitas localidades con que cuenta.
Una forma distinta de ver los toros y sobre todo de sentir la Fiesta porque realmente representa eso mismo, la Fiesta de los toros. La tauromaquia en su más puro estado: celebración, pueblo, alegría, toros, tradición, cultura, sensaciones…
Algo que se viene realizando desde muchos, muchísimos años. Hay fotos de los hermanos Luis Francisco y Juan Antonio haciendo el paseíllo vestidos de corto en este mismo escenario siendo unos niños bien pequeños.
Me ha dado mucha alegría volver a Segura de la Sierra y hacerlo además en compañía de mi amigo. Me he alegrado mucho igualmente al reencontrarme con Elena y con Lope Morales, esta vez en su terreno, haciendo una breve radiografia del momento que para ambos vive la Fiesta en Jaén.
La pena es habernos perdido el que a la postre y para sorpresa de todos ha sido la última tarde de Esplá no sólo en la provincia de Jaén, sino en los ruedos de Andalucía ante su compromiso final en Zaragoza en el que dirá adiós a los ruedos.
Sin prisas, sin agobios y con tranquilidad tuvimos la oportunidad de conversar con el Maestro, su hijo Alejandro y parte de la familia que ha querido acompañarle.
Esto último lo disfruté muchísimo. Crecí viendo torear por televisión muchísimas tardes a este torero y le tengo una enorme admiración. No lo escondo. Por eso fue emocionante compartir un buen rato hablando de toros con él…y de caza. Sí, de caza también porque él es muy aficionado al deporte cinegético y me estuvo relatando sus lances en las manchas de varias fincas de Jaén, compartiendo escenario precisamente con mi padre en alguna contada ocasión.
De la misma forma me relató sus vivencias en tentaderos de algunas ganaderías de la provincia donde mi abuelo llegó a estar presente, contándome cosas verdaderamente llamativas y sorprendentes.
Aunque haya sido una auténtica locura, una verdadera paliza de casi 300 km en una sola tarde, todo esto ha merecido la pena. Hay cosas que no importan cuando a uno le puede su afición.