Mediados de septiembre. El edificio de la biblioteca de la Universidad de Jaén y su sala de estudio es un trasiego continuo de gente que en estos días se juega mucho.
Se mezclan universitarios, opositores y alumnos de bachillerato que andan haciendo selectividad esta semana.
Cada uno encierra tras de sí en muchos casos historias sorprendentes. Situaciones curiosas. Una vida anónima.
Y en el más absoluto anonimato se mueve un torero entre los alumnos de la Universidad de Jaén.
Poco saben y muchos ni imaginan que entre ellos, junto a ellos hay quien compagina unos estudios de Biología con una carrera paralelamente en los ruedos.
Este el caso de Juanma Vilches. Él es el segundo novillero que sale de la Universidad de Jaén, pues ya antes existió el precedente de Eduardo Ortega, quien al tiempo que estudiaba Derecho se intentaba abrir paso en el mundo del toro llegando a quedar en el segundo puesto en el ciclo de novilladas de las escuelas taurinas de Andalucía, en la final que tuvo lugar en Huelva en 1999, junto a Sánchez Mora y Joselito Ortega. Hoy día es abogado y director de la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén.
Juanma Vilches es natural de Sorihuela de Guadalimar, aquí en la provincia de Jaén. Viene su afición al toro como en tantos casos por presenciar desde pequeño festejos populares en los pueblos de nuesta provincia.
Pasó por la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén, de la que fue alumno.
Apenas ha toreado en todos estos años. Como tantos otros, su paso al escalafón de novilleros con picadores hizo que todo fuera más duro aún.
Recientemente volvió a ponerse delante de una res en un festival de un pueblo de Ciudad Real. Lo hacía tras haber estado estudiando en Francia, cerca de París el pasado curso como Erasmus.
Su historia es la de un joven estudiante universitario que entre las aulas y edificios de la Universidad de Jaén esconde un secreto: ahí va un torero.
Foto: Elena Lamelas.