13 de junio de 2009.
Corrida de toros con motivo de las Fiestas de la Virgen de la Capilla.
6 Toros de Sorando, bien presentados, justos de fuerza, nobles. Complicado el cuarto.
Unas doscientas personas en el tendido…
Álvaro Ortega (Azul marino y oro) Oreja y saludos desde el tercio.
Joselito Adame (Blanco y oro)Palmas y oreja.
David Valiente (Lila y oro) Oreja y palmas tras petición.
Lo del sábado fue vergonzoso. ¡Parecía aquello una corrida de toros a puerta cerrada! Serolo recuperó el año pasado la fecha taurina de junio después de Taurotoro se la pasase por el forro durante cuatro años, y el sábado al igual que el pasado año, a los toros no fue ni Perri.
Se anuncia la corrida con un cartel flojo y unos precios abusivos que invitan a no ir a la taquilla. La plaza vacía y los aficionados de Jaén en Granada viendo a Morante, Fandi y Perera (conozco a bastantes que se fueron para allá), en casa viendo la corrida por la tele, en Equima viendo los tentaderos con los chavales de la Escuela o en la playa, como casi todo el mundo. Pero en la plaza ni Dios.
En el tendido de sol, una treintena de personas venidas de Alcalá de Guadaira, partidarios de Álvaro Ortega, que se ubicaron por encima de la enfermería y colocaron un cartel con la figura de un Cristo que nada más verla daba una sensación que pa qué…En la sombra todos los partidarios de David Valiente venidos desde La Ropera y Andújar. Y para de contar. En toda el tendido sólo conocía a cuatro personas de Jaén y tres amigos míos de la Escuela Taurina. Los músicos de la Banda no cuentan.
Dar toros por dar toros ¿o qué? ¿Quién se gasta 70 euros en todo un tendido para ver una corrida así? ¿Qué universitario se gasta 30 euros para un cartel así cuando en Córdoba hay entradas para universitarios a 6 euros? ¡Precios populares! Eso es lo que me decían y pedían dos de esas personas que apenas conocía del tendido. Y encima un calor de cojones, y con perdón. La plaza como si fuera un microondas.
No me quiero imaginar lo que pensarían los tres toreros al hacer el paseíllo y ver tanto cemento. Aquello era torear para nadie.
El toro iba al caballo a los sones de la música del grupo que a esa vez estaba ecualizando en el Auditorio de La Alameda para el Lagarto Rock. Los banderilleros salían del embroque a ritmo de Bob Marley, que era lo que se escuchaba en la terraza o lo que fuera que hubiera montado en el parque de los Teletubbies. Penoso.
Puedo decir que me agradó en parte Álvaro Ortega, el más cuajado de los tres, y me decepcionó mucho, muchísimo Joselito Adame, que parecía un chiquillo vestio de comunión delante de un toro. Iba impecable. El mozo de espadas no tuvo mucho trabajo para lavar el traje.
David Valiente, en su línea: con voluntad. Lo ví mejor en Pegalajar. Entre tanda y tanda no se puede uno pegar un paseo tan largo por el ruedo, se pierde mucho tiempo. Y lo que no puede ser es que los partidarios de los toreros anden siempre queriendo las cuatro orejas y los dos rabos de su torero. Cuando no puede ser, no puede ser y el otro día no procedía armar el pitoste que se armó, que una cosa es conceder orejas y otra distinta es regalarlas, cosa que no hizo el presidente, obviamente, el cual tuvo que escuchar todo tipo de imroperios.
Una pena que después de unos veinte años…(corrígeme Luismi) Sorando volviera a lidiar en Jaén y en esas circunstancias. Por cierto, vaya mierda de divisa lucían los toros. No lo digo por los colores, lo digo por el grosor. Parecían las sobras de una mercería.
El sábado en los toros, por no ir, no fue ni Felipe. La osti que desastre nene…
Foto: Pipe Caparrós.