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Toros en Melilla

Desde pequeño he tenido que deletrear mi segundo apellido, porque claro, no todo el mundo tiene la suerte de tener un apellido que comienza por W y en Jaén muchísimo menos.

¿Esto que és ruso? No alemán. ¿Tu madre es alemana? No, de Ceuta. ¿Tu abuelo entonces es alemán no? No, de Melilla…Un lío lo de explicar el origen del porqué me llamo como me llamo. Al recoger unas lentillas, al pedir un certificado en la Universidad, al ir a vacunarme…Llevo toda mi vida explicando mis orígenes y no hay forma humana de que atinen a pronunciar mi segundo apellido a la primera y si no que se lo digan por ejemplo a Juan Ramón Romero.

Y aunque parezca increíble, es bien cierto que mi familia materna tiene su origen en Ceuta y Melilla. Sí, a la vez, en ambas ciudades, desde hace más de cientocincuenta años, habiendo de una a otra una distancia similar a la que puede existir desde Jaén a Burgos.

Por desgracia, no conozco Melilla, por muchas ocasiones que he podido tener y por fortuna conozco mucha gente de allí, fruto de mi paso por el Unamuno de Málaga. Digo que no conozco la ciudad y precisamente de esa ciudad me atrae su historia y tradición taurina, que por supuesto la tiene.

Mi abuelo me ha contado desde pequeño como vivió en 1947 la inauguración de la que el crítico taurino de ABC Gregorio Corrochano dio en llamar «La Mezquita del Toreo». Su ilusión, como la de todo el pueblo melillense de entonces era además de estrenar su nueva Plaza de Toros, poder ver en directo a «Manolete» junto al resto de figuras de la época: Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín… Aquelló se truncó días antes cuando «Islero» se lo llevó para siempre en la Plaza de Linares, donde precisamente se encontraba mi otro abuelo, el paterno, quien en aquella ocasión ejercía como delegado gubernativo, por lo que siempre me contó.

Precisamente ese forma uno de los recuerdos de su juventud y a la vez uno de los pesares de la misma: el no haber podido ver nunca al ídolo de la España de entonces.

«La Mezquita del Toreo», más de 60 años de historia. Por ella han pasado los más grandes del toreo y en ella, apenas una vez al año la afición de Melilla, de mérito tremendo, puede disfrutar de su pasión.

Y ahora están de enhorabuena porque dos melillenses quieren ser toreros y ya han conseguido vestirse de luces. Ellos si que tienen un mérito enorme y verdaderamente más complicado que en ningún otro punto de España. Porque no pueden hacer campo con las misma facilidad con la que lo podrían hacer si su residencia fuera por ejemplo aquí en Jaén, porque no cuentan con una Escuela Taurina en su ciudad, de la que valerse, no sólo para adquirir técnica y depurar el toreo de salón, sino además para poder competir en las competiciones de escuelas. Y además de eso, para colmo, no tienen siquiera acceso a poder entrenar en la Plaza de Toros de Melilla.

Como apunte jiennense, me consta que el matador de toros ubetense «El Doctor» ha podido ayudarle en parte tiempo atrás, aprovechando su estancia en la ciudad autónoma dada su condición de médico forense.

A partir de ahora, podéis conocer más a fondo y de primera mano la actualidad taurina de Melilla, su historia, su plaza, su afición y sus toreros en un blog que desde el principio me ha gustado mucho y cuya visita os recomiendo:

www.torosenmelilla.blogspot.com

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