Jaén Taurino

El Planeta de los Toros desde Jaén

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En los toros, como en el Darymelia: la misma gente

Plaza de Toros de Jaén. Coso de La Alameda.
“La Corrida Moderna” de Salvador Távora
Un tercio de plaza.
Ganadería: Cuatro toros de Aldeaquemada y uno de Castilblanco.
El Matador de Toros:
Manuel Escribano: Oreja y saludos. (Verde botella y oro)
Los rejoneadores:
Tomás Soler: Palmas
David Vázquez: Oreja
Actuó como sobresaliente David Sánchez “Saleri”

La gente que se dio cita en la noche del viernes en el Coso de La Alameda cabía perfectamente en el Teatro Darymelia. Es decir, allí estábamos unas cuatrocientas personas y quizás menos. Precisamente eso fue una de las cosa más destacadas, puesto que el poco público allí presente anduvo muy desanimado.

Entrando a valorar la corrida en sí, destacamos la labor de Manuel Escribano que toreó francamente bien al noble primero al que consiguió cortarle una oreja, en tanto que en el segundo nada pudo hacer después de que se le fuera medio toro en las manos del rejoneador que por entonces había salido al ruedo a colocar tres rejones ,y esta circunstancia es uno de los rasgos característicos de dicha corrida: se intercalan el toreo a pie y el toreo a caballo.
Escribano además, se mostró muy solvente con las banderillas y evidenció que en ese tercio se siente a gusto.
De los rejoneadores, Tomás Soler se hizo cansino por sus reiterados pasos en falso y lo eterno que se volvió su toro, en cambio David Vázquez si que anduvo en otro son y ofreció un rejoneo más puro, que caló algo más en el tendido. Recibió una oreja por su actuación.
Y los verdaderos triunfadores de la noche fueron el grupo de recortadores que saltó al ruedo en el tercer toro y que puso en pie la plaza luego de realizar toda suerte de quiebros y saltos en la cara del toro, incluida la suerte de la garrocha en diferentes variantes (un solo intérprete o por collera) aderezado todo ello por un percusionista que desde el tendido, con un cajón flamenco le aportaba una mayor emoción a la escena que se vivía en el ruedo. De la actuación hay que lamentar el percance sufrido por uno de los recortadores, y también lamentar que los dos recortadores jiennenses del Arroyo del Ojanco que aparecían en el cartel, finalmente no saltaron al ruedo de Jaén y ello provocó el malestar de parte del público que había acudido a verlos.

En el otro aspecto, el escénico, he de decir que esperaba yo otros componentes más teatrales que al final lógicamente no encontré. Hubo mucho ejercicio ecuestre de Alta Escuela a cargo de los Puerta, también una miscelánea de sonidos de música clásica y pasodobles todos ellos provenientes de un potente equipo de sonido que a veces venían muy bien y que a veces, como en la faena de Escribano quitaba un poco la emoción, es decir, mientras toreaba de muleta a su primero (reitero que toreó bien) la música que sonaba era de un autor clásico y esa música para un video sobre esa faena quedaría muy bien, pero en ese momento esa faena merecía ser sonorizada con un “Nerva” o un “Gallito” y así no fue. Lástima porque eso repercutió en el público que llegó a perder la emoción y el sentido a lo que Escribano le iba haciendo porque esa música le bajo a la faena la emoción que te regala un pasodoble bien tocado por nuestra Banda de Jaén.

En fin, el toreo a pie, a caballo y a cuerpo limpio en una misma noche. Yo me quedo con una corrida de toros, una de rejones y los recortadores pero todo por separado y en su momento adecuado.

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